viernes, 31 de mayo de 2013

El sentir de las flores.

 
 
 
 
Candido Perez. Nos ofrece su vision del sentido de las flores en este mes de Mayo.

POBRES CURAS


Adoración eucarística al Santísimo en vivo 24 horas on line por Internet

Adoración eucarística al Santísimo en vivo 24 horas on line por Internet

Aquí tienes al Señor expuesto las 24 horas del día en vivo. Si estás enfermo y no puedes desplazarte a una parroquia en la que se exponga el Santísimo, o simplemente quieres saludar al Señor en algunos momentos de la jornada, aquí le tienes para rezarle con devoción:

UNA ORACION Y UNA FLOR PARA LA QUE TANTO NOS DIO


31 de mayo (La Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel)


Asegura el viejo pensador: “Mira dentro de ti. Allá está la fuente del bien, que nunca se agotará con tal de que vayas excavando tu interior en cada instante”.

La Pascua, nos invita a descubrir esa alegría de esa fe cristiana que, a veces, tanto disimulamos y tanto nos cuesta manifestar.

Entregar una  flor “tulipán” a Santa María conlleva descubrir la belleza y el colorido que  aporta el mensaje de Cristo cuando se vive y se cuida con intensidad y con interés.

El “tulipán” florece a los cien días de ser sembrado y, después, va apagándose para en el próximo año y con el mismo bulbo volver a nacer.

María nos recuerda que la Palabra de Jesús se cumple. Vivamos con alegría y cerremos los ojos a este mundo con la misma alegría y certeza de saber que volveremos a encontrarnos por aquel que triunfó sobre la muerte: CRISTO.

Así lo sintió Ella, ni corta ni perezosa ( con la alegría de llevar en sus entrañas a Jesús) se puso en camino para hacerle saber a Santa Isabel lo que el ángel le había hecho partícipe. Mientras tanto, muchos de nosotros, aletargados y enmudecidos por no sé qué miedos o temores en los rincones de nuestras sacristías. Que no se apague el fuego de Pentecostés.

jueves, 30 de mayo de 2013

UNA ORACION Y UNA FLOR PARA LA QUE TANTO NOS DIO


30 de mayo

 

Afirman que no hay nada mejor para la salud y el brillo de los ojos que una buena infusión de “jazmín”. Tal vez, agobiados por el escaparate y el fuego de artificio, hemos olvidado pedir a Dios “ojos para ver bien”, “para juzgar bien”, “para actuar bien”.

María, mejor que nadie, supo distinguir con larga vista aquello que Dios le puso delante de sí misma.

Alfombrar la casa de la Virgen con el “jazmín” es pedirle a María que nunca deje de mirarnos. Es rogarle que interceda ante el Padre para que nunca perdamos el perfume de los amigos de Jesús: solidaridad y servicio, perdón y comprensión, afabilidad y alegría.

Pidamos a Santa María, en este mes de mayo, que cuide de nuestros ojos para que sepamos ver con claridad aquello que conviene para ser unos buenos hijos de Dios y convertirnos en unos eternos altavoces que suenen en el mundo como aleluyas de la Pascua del Resucitado. Que hoy, el Espíritu Santo, nos fortalezca con el DON DE CONSEJO para clarificar tanto túnel oscuro y sin final en las vidas de muchas personas.

“Cuando el carro se haya roto muchos os dirán por dónde no se debía pasar” (Anónimo)

miércoles, 29 de mayo de 2013

UNA ORACION Y UNA FLOR PARA LA QUE TANTO NOS DIO


29 de mayo

 

 

A lo largo de la historia, al laurel, se le ha conferido significación religiosa vinculada al triunfo. La mitología griega lo consagró a Apolo, dios de la salud y la medicina. Con laurel eran coronados los emperadores romanos y los vencedores en torneos y batallas. Con palmas y ramos de laurel fue aclamado Jesucristo en su entrada en Jerusalén, y para conmemorar este episodio el mundo cristiano ha instituido el Domingo de Ramos, en que se bendicen palmas y laureles, olivos y ramas.

Y también, simbolizando el triunfo de María por su disponibilidad y obediencia, sencillez y pobreza, apertura y bondad, queremos ofrendarle una pequeña rama de “laurel”.

Que Ella nos ayude a superarnos a nosotros mismos en aquello que merezca la pena. Que seamos de aquellos intrépidos que, contra viento y marea, saben y quieren esforzarse por ascender a las más altas cotas de la verdad y de la sinceridad, de amor y de justicia, de paz y de solidaridad.

Qué bien lo expresó el sabio: “el oro se hace viejo en la tierra pero el triunfo que no se malogra espera siempre en el cielo”. Pentecostés sea para nosotros una fuente del DON DE CIENCIA que viene de Dios como la mejor y la más sensata.

martes, 28 de mayo de 2013

UNA ORACION Y UNA FLOR PARA LA QUE TANTO NOS DIO


28 de mayo

 


Si algo valoramos en los tiempos que vivimos (por ser un bien escaso) es la FIDELIDAD; cuando alguien cumple lo que promete; cuando una pareja (a pesar de las dificultades) sigue adelante; cuando una persona lucha por sus ideales y sus principios….pensamos que la fidelidad todavía existe.

Entrar en la presencia de María y dejar que suba por la pared de su santuario una “hiedra” es ser conscientes de que nos falta mucho para ser coherentes entre lo que decimos y aquello que hacemos.

Ella, María, fue fiel hasta el final. Supo agarrarse en cuerpo y alma a la fe como la misma hiedra se ajusta a un muro para no desprenderse, caer al suelo y morir.

Hoy, no puede ser de otra manera, recordamos a tantos hombres y mujeres que iniciaron con buena voluntad el camino de la vida cristiana  pero, los vientos de la comodidad, apatía, incredulidad o secularismo…los alejó por otros derroteros. Que Pentecostés nos traiga el SANTO TEMOR DE DIOS que es el susto de perderle.

Mirar a María, en esta jornada del mes de mayo, es hacerle sabedora de que la fidelidad sólo se consigue cuando uno la trabaja y la solicita a Dios como don del Espíritu Santo.

“Si Dios está en todo lugar..¿por qué yo estoy en otro sitio?”(M.D.)

lunes, 27 de mayo de 2013

EL PAPA PARROCO

Francisco metido a párroco de una parroquia de la periferia romana

 
 El Papa visito hoy por la mañana una de las parroquias de la periferia romana. Se le notaba en su salsa: encantado, divertido, satisfecho, contento y siempre sonriente. Como un párroco. Se transforma al contacto con la gente. No escapa, no rehuye el contacto físico. Se acerca, no se cansa de estrechar manos y de dar besos. Con su natural simpatia y espontaneidad seduce y, en las distancias cortas, transmite bondad y amor. Ése es el secreto del Papa.
Recibido por una bella bienvenida del párroco, que le presentó a su parroquia de la periferia, de esas periferias que tanto le gustan al Papa. Y comenzó la misa. Como la de cualquier parroquia que, en este mes de mayo, celebra las primeras comuniones. Y con el Papa metido a párroco de una parroquia de la periferia romana.
Y ese traje le sienta como un guante. Un Papa que sabe sintonizar hasta con los niños de la primera comunión. Y, con ellos, mantuvo una homilía dialogada. Nada menos que sobre el misterio de la Trinidad. Explicándoselo, entre preguntas y respuestas. Y pidiendo que contestasen a sus preguntas más alto. El Papa pregunta, responde, interactúa y cuenta historias y bromas. "Jesús nos ayuda en las dificultades...y también a la hora de hacer los deberes,¿verdad?", les decía a los pequeños.
Primeras comuniones con niños y niñas vestidos todos iguales: con sus túnicas largas blancas. No hubo novias ni princesas ni marineritos. A todos los niños (unos 50) les saludó, les besó, les dio la comunión y escuchó emocionado (e inclinado en profunda oraciín ante ellos), como le bendecían con el cántico de Francisco.
Y bendecido por ellos, les volvió a decir que el cristiano tiene que bendecir siempre: decir bien de los demás y de Cristo. Mientras, de fondo, sonaba un bello canto con guitarras: "Francesco vai, repara la mia casa".
Un Papa adorable, que se hace querer, que se deja querer. Un Papa catequista, que rezuma a Dios con su mera presencia.
Muchos de nuestros obispos, muchos de nuestros curas tan encorsetados ellos, con sermones tan etéreos que no dicen nada, que no llegan a nadie, tendrán que ponerse al día y conectar con Roma. Muchos de nuestros obispos y curas tendrán que dejar de ser funcionarios, para ponerse al servicio del pueblo de Dios. Tendrán que bendecir, pero también dejarse bendecir por sus fieles. A algunos les va a costar adecuarse a Roma. Pero es lo que toca. Si Juan XXIII abrió las ventanas de la Iglesia, el Papa Francisco está abriendo sus puertas...para que no se vuelvan a cerrar.

La visita a la parroquia romana contada por Radio Vaticano

(RV).- Jesús camina con nosotros, nos ayuda, nos guía - explicó el obispo de roma en diálogo con los niños de primera comunión-. Y también Jesús nos da la fuerza para caminar -dijo. Nos sostiene en las dificultades.
Con la comunión nos da la fuerza, Él viene a nosotros. Pero ¿Un pedazo de pan me da tanta fuerza? Preguntó Francisco. ¡No! respondieron los chicos: Es el Cuerpo de Cristo. El Papa afirmó: Parece pan, pero es el Cuerpo de Jesús. Jesús viene a nuestro corazón.
Este domingo 26 de mayo, Domingo de la Santísima Trinidad, Papa Francisco a las 9,30 de la mañana realizó una visita pastoral a la Parroquia romana de los Santos Isabel y Zacarías, donde presidió la Santa Misa y dio la primera comunión a 16 niños y distribuyó la Comunión a otros 28.
Concelebraron con el Obispo de Roma el Cardenal vicario Agostino Vallini, el Obispo auxiliar del Sector Norte de la diócesis del Papa, Mons. Guerino Di Tora, el Párroco Benoni Ambarus y el vicario parroquial Giovanni Franco.
La celebración tuvo lugar al aire libre en la plaza que se encuentra frente a la parroquia del municipio de "Prima Porta" que cuenta con una población de casi siete mil habitantes. El Santo Padre Francisco se encontró con las familias y los niños que han sido bautizados en el curso de este año, así como con los enfermos presentes.
Transcripción y traducción del italiano al español, del dialogo del Obispo de Roma con los niños de primera comunión, en la Parroquia de los Santos Isabel y Sacarías
En sus palabras el párroco me ha hecho recordar algo muy bello de la Virgen. Cuando la Virgen apenas recibió el anuncio que sería madre de Jesús y que su prima Isabel estaba embarazada -dice el evangelio- fue rápidamente, no esperó, no dijo: ahora yo estoy embarazada, tengo que cuidar mi salud, mi prima tendrá sus amigas que quizás la ayuden. Ella sintió algo y fue rápidamente. Es muy lindo pensar esto de la Virgen, de nuestra madre, que va rápidamente, porque tiene esto dentro: ayudar, va para ayudar no va gloriarse y decir a su prima: escucha, ahora mando yo porque soy la mamá de Dios. No, no hizo eso, fue a ayudar y la Virgen es siempre así, es nuestra madre que siempre viene rápidamente cuando nosotros tenemos necesidad. Sería bello agregar a las letanías de la Virgen una que diga así: "Señora que vienes rápidamente, ora por nosotros" porque ella va siempre rápidamente, no se olvida de sus hijos. Cuando sus hijos están en la dificultad, tienen necesidades, la invocan, ella rápidamente viene y esto nos da una seguridad de tener la Madre al lado, junto a nosotros siempre. Y se camina mejor en la vida cuando tenemos la madre cerca. Pensemos en esta gracia de la Virgen de estar cerca de nosotros sin hacernos esperar. Siempre ella está para ayudarnos. Tengamos confianza en esto.
También la Virgen nos ayuda a entender bien a Dios, a Jesús, a entender bien la vida de Jesús, la vida de Dios, a entender bien qué es el Señor, cómo es el Señor, quién es Dios.
A ustedes niños, les pregunto quién sabe quién es Dios, levante la mano.
Un niño responde: "el creador de la tierra".
Bien, afirma el Papa y pregunta ¿y cuántos dioses hay?, ¿uno?, ¿el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo o son tres dioses? ¿Cómo se explica esto? ¿Son uno o tres?
Los chicos responden: "Uno".
¿Y cómo se explica que uno sea el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo?, pregunta el Papa y explica que son tres en uno. ¿Qué hace el Padre?, el Padre es el principio, que ha creado todo, que nos ha creado a nosotros.
¿Qué hace el Hijo? Pregunta Francisco, ¿quién sabe decir qué hace Jesús? Jesús viene a enseñarnos la Palabra de Dios, muy bien eso.
¿Pero después qué ha hecho Jesús en la tierra? Nos ha salvado. Jesús ha venido para dar su vida por nosotros.

El Padre crea el mundo, Jesús nos salva ¿y el Espíritu Santo qué hace? Nos ama, nos da el amor... (El Papa hace repetir a los chicos)...
Esta es la vida cristiana, hablar con el Padre, hablar con el Hijo y hablar con el Espíritu Santo. Jesús nos ha salvado y también camina con nosotros en la vida, ¿es verdadero? Pregunta: ¿Y cómo camina? ¿Qué hace Jesús cuando camina con nosotros en la vida? Esta pregunta es difícil, afirma Francisco, el que responde vence el derby (competencia de fútbol entre los equipos más importantes) Hay risas y aplausos de todos...
Los chicos responden: Jesús nos ayuda, nos guía. Muy bien dice el Papa, Jesús camina con nosotros, nos ayuda, nos guía. Y también Jesús nos da la fuerza para caminar. Nos sostiene en las dificultades y también en las tareas de la escuela -risas de todos-.
El obispo de Roma pregunta cómo nos da la fuerza Jesús, esto ustedes lo saben. Los chicos responden: con la comunión.
Con la comunión nos da la fuerza -insistió el Obispo de Roma-, Él viene a nosotros. Pero ¿Un pedazo de pan me da tanta fuerza?
No, responden los chicos, es el Cuerpo de Cristo.
Aquello sobre el altar, pregunta el Papa, ¿es pan o no es pan?. Parece pan, pero no es propiamente pan es el Cuerpo de Jesús. Jesús viene a nuestro corazón.
Pensemos en esto todos, el Padre nos ha dado la vida, Jesús nos ha dado la salvación, nos acompaña, nos guía, nos sostiene, nos enseña. El Espíritu Santo, nos ama, nos da el amor. Pensemos a Dios así y pidamos a la Virgen, nuestra Madre que viene rápidamente siempre para ayudarnos, que nos enseñe a entender bien cómo es Dios.

UNA ORACION Y UNA FLOR PARA LA QUE TANTO NOS DIO


27 de mayo

 

La universalidad de la Iglesia la queremos visualizar en la flor “iris”. Los entendidos aseguran que es una especie que igual se desarrolla en las cumbres como en los llanos, en los ríos o en los lugares más áridos.

María nos invita, en este mes de mayo, a no perder el horizonte de nuestra fe universal. A estar en comunión con miles de herman@s nuestr@s que creen en lo mismo que nosotros, que celebran el amor que Dios les tiene, que cantan con gozo, aún en diferente  idioma, el Aleluya de  la Pascua.

La Iglesia, que es la gran familia de los hijos de Dios, se siente unida por la fuerza y el vínculo del Espíritu Santo. Se fortalece por la Eucaristía. Se orienta por la Palabra de Dios. Se sostiene por la Gracia de la oración.

Dejamos la flor “iris” ante la Virgen y…nos vamos con la sensación de que nuestra familia es grande, santa, perfecta y pecadora a la vez. Que Pentecostés derrame sobre todos nosotros el DON DE ENTENDIMIENTO para comprender los Misterios de Dios.

“Cuando uno entra a una iglesia es él mismo pero, cuando sale,   sabe que no está sólo” (Anónimo)

domingo, 26 de mayo de 2013

UNA ORACION Y UNA FLOR PARA LA QUE TANTO NOS DIO


26 de mayo

 

A tal Reina….tal honor: LA ORQUIDEA.

Al llegar la fiesta de nuestra Madre mil regalos resultan insuficientes para que sienta y comprenda que es mucho el cariño y otro tanto el amor que esos obsequios guardan y pregonan.

En mayo, rosario y oraciones, ofrendas y peregrinaciones, romerías y cantos constituyen el gran secreto a voces por los creyentes celebrado: MARIA MADRE DE DIOS Y DE NUESTRO PUEBLO.

La “orquídea” alumbra la riqueza mariana que todos llevamos ayudando a crecer el alma. Significa la firme creencia de que, Santa María Virgen, sigue siendo de capital importancia para seguir caminando tras las huellas del que venció en un madero a la muerte: CRISTO RESUCITADO.

María, en reciprocidad, nos devuelve esta singular respuesta: la mayor riqueza que me podéis dar es ser testigos de Jesús Resucitado. Que Pentecostés nos traiga el DON DE LA FORTALEZA ANTE LA DEBILIDAD.

                 

“No es fuerte quien no cae sino, aquel que después de caer, se levanta”

sábado, 25 de mayo de 2013

Como se puede llamar a esto.

Querido lector:

Como llamar a este acto.



Hace unas semana se puso a la entrada de la casa rectoral unos rosales para adorno y disfrute de todos. la verdad sea dicha, en esta semana el rosal amarillo estaba " que se salia". es mas, algunas vecinas en broma decían " dan ganas de cortarlas". pero son personas..... educadas, respetuosas, personas como se suele decir de bien. las rosas han estado en su sitio y todos los vecinos disfrutando de ellas.

Hasta que unas " Niñas", claro menores, que viven  en el nº 33 de la calle Bailén....




y yo me pregunto: donde queda tanta educacion para los valores o ciudadania...tantos proyectos sociales y programas  etc.

Claro que con esto no se puede generalizar. Pero si con la Iglesia Católica y sus Sacerdotes.
 
Gracias a que tenemos un estado de derecho uno puede dar su opinión pero no hacer lo que me de la gana. digo yo?


Donde hay educación no hay distinción de clases.
 
Confucio (551 AC-478 AC) Filósofo
 
 
Antonio Tejero Diaz



Un Tema de actualidad.


¿Qué es el exorcismo?
El exorcismo constituye una antigua y particular forma de oración que la Iglesia emplea contra el poder del diablo
 
 Un video del Papa Francisco, quien impuso sus manos sobre un hombre enfermo después de la Eucaristía de Pentecostés, ha causado un notable revuelo internacional. Según expertos contactados por la productora Tv2000, de la Conferencia Episcopal Italiana, el Pontífice habría realizado una oración de liberación o un exorcismo sobre esta persona. Los medios de comunicación divulgaron sobre todo esta última palabra, el exorcismo, y la noticia dio la vuelta al mundo.

Presentamos algunos datos concisos de lo que sucedió y de lo que es un exorcismo y la diferencia con la oración de liberación.

Solo un sacerdote autorizado por su obispo puede hacer exorcizar, pero los laicos pueden con prudencia orar por liberación privadamente.


    
Los hechos
La escena que ha atraído la atención de los medios de comunicación ocurrió al término de la Eucaristía de Pentecostés, y en el video se aprecia al Papa Francisco quien se acercó, escoltado por dos hombres de seguridad, para saludar a varios enfermos en silla de ruedas. Uno de ellos estaba acompañado por un sacerdote, quien llevaba una carpeta con documentos y presenta el paciente al Santo Padre.

El Santo Padre Francisco entonces impuso sus dos manos sobre la frente del hombre y oró en silencio, visiblemente concentrado. El hombre se sacudió un poco, sostenido por el sacerdote, y abrió su boca respirando agitadamente, lo cual alertó a uno de los hombres de seguridad, quien llamó la atención de su compañero y lo hizo acercarse al Papa en caso de alguna eventualidad. Tras la corta oración, de menos de un minuto, el Santo Padre se despidió de ambos y continuó saludando a los enfermos.

La idea de un exorcismo hecho por del Papa Francisco fue aclarada por el Padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, quien afirmó que el Santo Padre "no tuvo ninguna intención de llevar a cabo un exorcismo, sino simplemente orar por una persona que sufría que le fue presentada". La aclaración del sacerdote coincide con las disposiciones de la Iglesia, que prescribe un ritual para el exorcismo propiamente dicho, con acciones y oraciones que se desarrollan en un orden específico.
(es.gaudiumpress.org)








    
El Papa Francisco y el supuesto exorcismo
Por el P. José Antonio Fortea


Hoy todo el mundo me ha preguntado por el supuesto exorcismo del Papa Francisco. ¿Es un exorcismo o no?

Mi respuesta es que no, no es un exorcismo. Indudablemente, el acompañante de la persona en silla de ruedas le ha dicho que se trataba de un poseído, o el mismo Papa se ha dado cuenta de que aquello no parecía una enfermedad. Entonces el Papa ha decidido orar un poco más. Probablemente, al ver de qué se trataba, el Papa se ha dirigido internamente al demonio. Pero una cosa tan breve, tan simple, no podemos llamarla un exorcismo, es una simple plegaria, con toda la generalidad y ambigüedad que tiene la palabra plegaria.

Cuando yo voy a dar charlas en iglesias en distintos países, mucha gente me pide que le dé la bendición. Entre esa gente, de vez en cuando, hay alguna persona que reacciona como lo hace el que está sentado en la silla de ruedas. ¿Lo que he hecho yo es un exorcismo? La respuesta es no. He hecho una plegaria y se ha producido esa reacción.

Cuántas veces he pensado que si alguien grabara en vídeo mis bendiciones e imposiciones de manos, cuando aparece un caso así, los que lo vean pensarán que he hecho un exorcismo. Cuando mi voluntad es no hacer ningún exorcismo. Pues eso es lo que le ha ocurrido al Papa.

Una cosa es un exorcismo, otra es una breve bendición o plegaria. Incluso si el Papa quería expulsar al demonio, su acción no cabe que se la califique de exorcismo. La acción del Papa no prejuzga el estado de esa persona. Y si el Papa hubiera querido hacer un exorcismo, sin duda lo hubiera hecho en condiciones, con tiempo y con una intensidad diversa que la que hemos visto en esa plegaria. Los periodistas deberían decir en sus titulares que el Papa ha hecho una brevísima plegaria sobre un supuesto poseso.
 

 
   
El exorcismo en el Catecismo de la Iglesia Católica


·  Catecismo #1673

El exorcismo es una antigua y particular forma de oración que hace un ministro ordenado de la Iglesia, en nombre de Jesucristo y por el poder que Jesucristo ha otorgado a su Iglesia para liberar del poder de Satanás, demonio. Por lo tanto no es oración personal sino de la Iglesia.

Los exorcismos pueden ser simples o solemnes.
El exorcismo simple se reza en el rito del bautismo.

El exorcismo solemne es un sacramental que sólo puede ser válidamente celebrado por un sacerdote con el permiso del Ordinario (obispo) del lugar. El obispo da permiso al sacerdote para cada caso o puede, con el permiso de la Santa Sede, formalmente otorgar a un sacerdote el oficio de exorcista. En ese caso el sacerdote está facultado para exorcizar y no necesita un permiso particular para cada caso.

Solo el exorcista con la debida licencia puede verificar la verdadera posesión diabólica. Es un proceso difícil en el que se deben descartar causas naturales.

Según el Padre Amorth, exorcista de Roma, el poder de expulsar demonios que Jesús confirió a todos los creyentes conserva toda validez. Es un poder general basado en la fe y en la oración, y puede ser ejercido por individuos o comunidades sin ninguna autorización. Sin embargo, en este caso, se trata de plegarias de liberación, y no se deben llamar exorcismos. Sólo al sacerdote autorizado, además de al obispo exorcizante, corresponde el nombre de exorcista.

En algunas diócesis hay laicos que han sido preparados para el ministerio de liberación (no exorcismo) bajo la dirección de un sacerdote. La liberación es oración para liberar de la opresión del demonio pero sin utilizar el rito de exorcismo. Nadie debe ejercer este ministerio sin autorización de la Iglesia.

Jesús vino a liberarnos del poder de Satanás y darnos la gracia de ser hijos de Dios.

Jesús impartió su poder liberador a sus discípulos para que ellos y sus sucesores continuaran la misión de liberación y exorcismo en su nombre. Por lo tanto el protagonista en el exorcismo es Dios a través de su ministro y no el demonio.

El exorcista ante todo busca llevar la persona atribulada a un encuentro con Jesús. Para ello es necesario apertura a los canales de gracia en la Iglesia: la confesión, la eucaristía, la meditación de la Palabra, la comunidad, la catequesis... Es un camino de fe en al que se invita también a la familia Cf. Mc 9, 14-29.


Necesidad de diagnóstico y la prudencia

Actualmente muchos viven una fe supersticiosa o de superstición y muchos tienden a no hacerse responsables, no saben afrontar el sufrimiento y atribuyen todo trastorno físico o espiritual a la acción del demonio. Pero frecuentemente el remedio es una verdadera y sincera confesión. Cuando en cambio se percibe aversión a lo sagrado, enfermedades desconocidas o incluso síntomas difíciles de identificar, es posible que sea necesario el exorcismo. La presencia demoníaca de cualquier forma hay que diagnosticarla en cada caso. En cambio debería haber más dedicación a la ascesis, a la oración, a la penitencia. La mentalidad popular ha exagerado los poderes de Satanás, que son los de un ángel común.

En la vida diaria para defenderse del mal basta con ser coherentes con el Evangelio, no tener miedo de testimoniar la propia fe y cuidar la propia relación con Dios. A veces es Dios mismo quien permite que algunos sean vejados u obsesionados; piénsese en algunos santos. Pero en estos casos nos hallamos ante planes divinos para nosotros impenetrables. (Corazones.org)
 
 
     rito de exorcismo de 1999

El Padre Amorth, exorcista oficial de Roma, se lamenta de que por tres siglos, los exorcismos fueron casi abandonados por la Iglesia. Juan Pablo II, volvió a recordar la importancia de estos. Durante la audiencia pública del 3 de Junio de 1998, El Papa Juan Pablo II habló de los deberes del exorcista y en 1999 se publicó el rito de exorcismo que remplaza al del 1614.

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, presentó el nuevo rito de exorcismos en enero del 1999. El prefecto de dicha congregación, el Cardenal Medina, enseñó en dicha ocasión los siguientes puntos:

¿QUÉ ES EL EXORCISMO?

"El exorcismo es una antigua y particular forma de oración que la Iglesia emplea contra el poder del diablo".

Catecismo #1673:
"Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (cf. Mc 1:25s), de El tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar. (cf. Mc 3:15; 6:7.13; 16:17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia."

"Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de una presencia del Maligno y no de una enfermedad." (cf. CIC can. 1172).


En que se fundamenta: El exorcismo tiene como punto de partida la fe de la Iglesia, según la cual existen Satanás y los otros espíritus malignos. La doctrina católica nos enseña que los demonios son ángeles caídos a causa de sus pecados, que son seres espirituales de gran inteligencia y poder".

¿Por qué hace falta?: La capacidad del hombre de acoger a Dios "es ofuscada por el pecado, y a veces el mal ocupa el puesto en el que Dios quiere vivir. Por eso, Jesucristo ha venido a liberar al hombre del dominio del mal y del pecado. (...) Jesucristo expulsaba los demonios y liberaba a los hombres de las posesiones de los espíritus malignos para hacerse espacio en el hombre".

¿Cuánto poder tiene Satanás? "El poder de Satanás no es infinito", sin embargo el que Dios permita que seamos tentados "es un gran misterio".

¿Cómo nos influencia el demonio? "El influjo nefasto del demonio y de sus secuaces es habitualmente ejercitado por medio del engaño, la mentira y la confusión. Así como Jesús es la Verdad, el diablo es el mentiroso por excelencia. Desde siempre, desde el inicio, la mentira ha sido su estrategia preferida".

¿Ha cambiado la doctrina de la Iglesia sobre el exorcismo? No ha cambiado. Solo han habido algunos cambios en el lenguaje del rito. "Entre el rito anterior y el nuevo hay una gran continuidad; no existe un cambio radical. El lenguaje es más sobrio; hay menos adjetivos, pero la expresión de la fe en el poder de Dios para expulsar al demonio es la misma en ambos casos".

Criterios para discernir posesión diabólica según el nuevo ritual del exorcismo.

La principal es:

-Aversión vehemente hacia Dios, la Virgen, los Santos, la cruz y las imágenes sagradas.

Junto con esta pueden darse otros fenómenos que por si solos podrían ser don de Dios pero en el caso de posesión se manifiestan para el mal:

-El hablar con muchas palabras de lenguas desconocidas o entenderlas.
-Hacer presentes cosas distantes o escondidas.
-Demostrar más fuerzas de lo normal.

¿Puede el demonio tener influencia sobre lugares, objetos y personas? Si. Esta realidad se reconoce en el ritual de exorcismos.

¿Hay diferentes formas de influencia demoníaca además de la posesión? Si. En el presente ritual se encuentran el rito el exorcismo propiamente dicho y las oraciones que hay que recitar públicamente cuando se juzga prudentemente que existe una influencia de Satanás sobre lugares, objetos o personas, sin llegar a la fase de una posesión verdadera y propia. Además, existe una serie de oraciones que los fieles deben rezar privadamente cuando tienen fundadas sospechas de que son sometidos a influencias diabólicas.


·  Súplicas que pueden ser utilizadas privadamente por los fieles en la lucha contra el poder de las tinieblas. Ritual Romano de exorcismos y otras súplicas, Apéndice II

¿Quién puede practicar el exorcismo? En la pregunta anterior vimos que el nuevo ritual contiene oraciones que los fieles pueden rezar cuando están sometidos a influencias diabólicas. Sin embargo, "Para practicar el exorcismo es necesaria la autorización del obispo diocesano, que puede ser concedida para un caso específico o de un modo general y permanente al sacerdote que ejercita el ministerio de exorcista en la diócesis".

¿Por qué un nuevo ritual? En el último capítulo del ritual romano se ilustraban las indicaciones y el texto litúrgico de los exorcismos, pero se quedó sin ser revisado después del Concilio Vaticano II. Tras un trabajo de 10 años, en enero de 1999 se hizo oficial el texto actual aprobado por el Pontífice.


UNA ORACION Y UNA FLOR PARA LA QUE TANTO NOS DIO


25 de mayo

  
La preocupación y el trabajo por esa gran institución en la que todos hemos nacido, la familia, la queremos representar en la flor “alhelí”. Grupos de flores agrupados en varias espigas nos cantan los carismas y la diversidad, la riqueza y la pluralidad de padres e hijos, nietos y abuelos que conforman una FAMILIA.

María, al recibir este obsequio, nos cuenta cómo Ella también cruzó por momentos de dificultades en el hogar pero que nunca se dejó amedrentar ni confundir a la hora de defender y llevar adelante su misión de madre y esposa.

Presentamos en este día el “alhelí” en nombre de tantas personas que viven con generosidad, alegría, amor, paciencia y empeño ese arte  de amar y de enseñar en cristiano y en familia. Que Pentecostés haga posible el que recuperemos el DON DE LA SABIDURIA para perfeccionar y guardar nuestras familias.
“La familia es el paraíso anticipado” (John Browring)

viernes, 24 de mayo de 2013

Santa josefina Bakhita

 
 
 
 
 
 
ESTA PELICULA LA PUEDES VER EN YOUTUBE...
 
 
 
 
 
Infancia
Bakhita, que significa "afortunada", es el nombre que se le puso cuando fue secuestrada, ya que por la fuerte impresión, nunca llegó a recordar su verdadero nombre. Josefina es el nombre que recibió en el bautismo.
No se conocen datos exactos sobre su vida, se dice que podría ser del pueblo de Olgossa en Darfur, y que 1869 podría ser el año de su nacimiento. Creció junto con sus padres, tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su gemela.
La captura de su hermana por unos negreros que llegaron al pueblo de Olgossa, marcó mucho en el resto de la vida de Bakhita, tanto así que más adelante en su biografía escribiría: "Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos".
En su biografía Bakhita cuenta su propia experiencia al encontrarse con los buscadores de esclavos. "Cuando aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: 'Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco'. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.
Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacia. Cuando estaba en el bosque, me percate que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó diciéndome: 'Si gritas, morirás! Síguenos!'".
Los mismos secuestradores fueron quienes le pusieron Bakhita al ver su especial carisma.
En esclavitud
Luego de ser capturada, Bakhita fue llevada a la ciudad de El Obeid, donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos.
Nunca consiguió escapar, a pesar de intentarlo varias veces. Con quien más sufrió de humillaciones y torturas fue con su cuarto amo, cuando tenía más o menos 13 años. Fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes. "Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal", cuenta en su biografía.
El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita por quinta vez en 1882, y fue así que por primera vez Bakhita era tratada bien.
"Esta vez fui realmente afortunada - escribe Bakhita - porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad".
En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita se negó a dejar a su amo, y consiguió viajar con él y su amigo Augusto Michieli, a Italia.
La esposa de Michieli los esperaba en Italia, y sabiendo la llegado de varios esclavos, exigió uno, dándosele a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.
En 1888 cuando la familia Michieli compró un hotel en Suakin y se trasladaron para allá, Bakhita decidió quedarse en Italia.
La conversión a la religión
Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, tras ser aconsejadas por las hermanas. Esta congregación fue fundada en 1808 con el nombre de Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, pero son más conocidas como Hermanas de Canossa.
Recién en el Instituto, Bakhita conoció al Dios de los cristianos y fue así como supo que "Dios había permanecido en su corazón" y le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, "pero recién en ese momento sabía quién era". Recibió el bautismo, primera comunión y confirmación al mismo tiempo, el 9 de enero de 1890, por el Cardenal de Venecia. En este momento, tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.
"¡Aquí llego a convertirme en una de las hijas de Dios!", fue lo que manifestó en el momento de ser bautizada, pues se dice que no sabía como expresar su gozo. Ella misma cuenta en su biografía que mientras estuvo en el Instituto conoció cada día más a Dios, "que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma".
La Señora de Michieli volvió de Sudán a llevarse a Bakhita y a su hija, pero con un gran coraje, Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. La esclavitud era ilegal en Italia, por lo que la señora de Michieli no pudo forzar a Bakhita, y es así que permaneció en el Instituto y su vocación la llevó a convertirse en una de las Hermanas de la Orden el 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad.
Bakhita, la religiosa
Fue trasladada a Venecia en 1902, para trabajar limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero obtuvo la reputación de ser santa. Siempre fue modesta y humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones diarias.
Algo que le costó demasiado trabajo fue escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. Luego de la publicación de sus memorias, se convirtió en un gran personaje, viajando por todo Italia dando conferencias y recolectando dinero para la orden.
La salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y tuvo que postrarse a una silla de ruedas, la cual no le impidió seguir viajando, aunque todo ese tiempo fue de dolor y enfermedad. Se dice que le decía la enfermera: "¡Por favor, desatadme las cadenas… es demasiado!". Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: "Madonna! Madonna!"
Miles de personas fueron a darle el último adiós, expresando así el respeto y admiración que sentían hacia ella. Fue velada por tres días, durante los cuales, cuenta la gente, sus articulaciones aún permanecían calientes y las madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus hijos para que les otorgase la salvación. Su reputación como una santa se ha consolidado. Josefina ha sido recordada y respetada como Nostra Madre Moretta, en Schio.
De esclava a santa
Fue santificada por el pueblo, por lo que en 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones para encontrarla venerable. Todo salió muy bien y fue así que el 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. Por tanto, el proceso para declararla santa empezó con gran auge y el 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II y se declaró día oficial de culto el 8 de febrero.
En la ceremonia de beatificación, el Santo Padre reconoció el gran hecho de que transmitiera el mensaje de reconciliación y misericordia.
Ella misma declaró un día: "Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa".
S.S. Juan Pablo II la canonizó el 1 de octubre del 2000. Lo cual, para los católicos africanos es un gran símbolo que era necesario, para que así los cristianos y las mujeres africanas sean honradas por lo que sufrieron en momentos de esclavitud.

Verdaderamente, Bakhita es la santa africana y la historia de su vida es la historia de un continente, válida para los católicos, protestantes, musulmanes o seguidores de cualquier otro tipo de religión tradicional. Su espiritualidad y fuerza la han convertido en Nuestra Hermana Universal, como la llamó el Papa.

UNCION DE LOS ENFERMOS

EL PROXIMO DOMINGO DIA 26 DE MAYO TENDREMOS LA UNCION DE LOS ENFERMOS COMUNITARA EN LA MISA DE LA FAMILIA.

TODOS LOS NIÑOS ESTAN INVITADOS PARA PARTICIPAR JUNTO A LOS  MAYORES DE ESTE SACRAMENTO.

UNA ORACION Y UNA FLOR PARA LA QUE TANTO NOS DIO


24 de mayo (Advocación María Auxiliadora)

 


El “geranio” tiene lenguaje de consuelo. Una casa llena de “geranios” hace pensar en almas alegres y soñar con corazones abiertos.

El hogar de María es un lugar donde uno siempre recupera la esperanza cuando, ésta, se pierde y languidece por las calles del mundo.

María siempre será  tierra, fértil y puesta a punto, donde no queda sin fruto la oración con fe sembrada.

Adornar su imagen en este mes de mayo con un “geranio” es comprometernos a ser fuente de consuelo y de acogida en un mundo que es regido por el compás del individualismo y del “sálvese quien pueda”.

Que esta ofrenda a María nos haga ser con-suelo. Que seamos base y colchón de situaciones en las que muchas personas viven desesperadamente y sin un rincón donde descansar. Que el Espíritu Santo acentúe en nosotros el DON DE PIEDAD.

jueves, 23 de mayo de 2013

UN RATO DE ORACION JUNTO A JESÚS

QUINCE MINUTOS CON JESÚS SACRAMENTADO
No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme; basta que me ames mucho. Háblame sencillamente, como hablarías al más íntimo de tus amigos, como hablarías a tu madre, o a tu hermano.¿Necesitas hacerme alguna súplica en favor de alguien?

Dime su nombre, sea el de tus padres, el de tus hermanos y amigos; dime en seguida qué quisieras hiciese yo realmente por ellos. Pide mucho, muchas cosas; no vaciles en pedir, me gustan los corazones generosos, que llegan a olvidarse de sí mismos para atender las necesidades ajenas. Háblame con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar; de los enfermos a quienes ves padecer; de los extraviados que anhelas devolver al buen camino; de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado. Dime por todos al menos una palabra; pero palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón.¿Necesitas alguna gracia?

Haz, si quieres, una lista de lo que necesitas, y ven, léela en mi presencia. Dime con sinceridad que sientes orgullo, pereza y amor a la sensualidad, que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente…, y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para sacudir de encima de ti tales miserias.
No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos y tantos justos, tantos y tantos santos de primer orden que tuvieron tus mismos defectos! Pero rezaron con humildad, y poco a poco se vieron libres de sus miserias.Tampoco vaciles en pedirme bienes para cuerpo y para entendimiento: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios… Todo eso puedo darte, y lo doy y deseo me lo pidas en cuanto no se oponga, sino que favorezca y ayude a tu santificación. Hoy por hoy, ¿qué necesitas? ¿Qué puedo hacer por tu bien? ¡Si conocieses los deseos que tengo de favorecerte!

¿Te preocupa alguna cosa?
Cuéntamelo todo detalladamente. ¿Qué te preocupa?, ¿qué piensas?, ¿qué deseas? ¿No querrías poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos a quienes amas tal vez mucho y que viven quizá olvidados de mí? ¿No te sientes con deseos de mi gloria?
Dime: ¿qué cosa llama hoy particularmente tu atención? ¿qué anhelas más vivamente y con qué medios cuentas para conseguirlo? Dime qué es lo que te ha salido mal, y yo te diré las causas del fracaso. Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, donde me place.¿Estás triste o de mal humor?

Cuéntame tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te ofendió?, ¿quién lastimó tu amor propio?, ¿quién te ha menospreciado? Acércate a mi corazón, que tiene el bálsamo eficaz para todas las heridas del tuyo. Cuéntame todo, y acabarás por decirme que, a semejanza de mi, todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición. ¿Tienes miedo de algo? ¿Sientes en tu alma tristeza? Échate en brazos de mi providencia. Contigo estoy, aquí, a tu lado me tienes; todo lo oigo, ni un momento te desamparo.
¿Sientes desprecio por las personas que antes te quisieron bien, y ahora, se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado si no han de ser obstáculo a tu santificación.¿Tienes alguna alegría que comunicarme?

¿Porqué no me haces partícipe de ella por lo buen amigo tuyo que soy? Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, te ha consolado y hecho como sonreír tu corazón. Quizás has tenido alguna sorpresa agradable; quizás se han disipado algunos recelos; quizás has recibido buenas noticias, una carta, una muestra de cariño; quizás has vencido una dificultad o salido de un apuro… Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado. ¿Por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente como un hijo a su padre: gracias padre mío, gracias? El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le agrada verse correspondido.¿Tienes alguna promesa que hacerme?

Puedo leer en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente a Dios, no. Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes un propósito firme de no ponerte más en aquella ocasión de pecado?, ¿de privarte de aquello que te dañó?, ¿de no leer más aquel libro que dio rienda suelta a tu imaginación?, ¿de no tratar más a aquella persona que turbó la paz de tu alma, haciéndote pecar? ¿Volverás a ser amable con aquella persona a quien miraste hasta hoy como enemiga?Hijo mío, vuelve a tus ocupaciones habituales, a tu trabajo, a tu familia, a tu estudio…, pero no olvides la grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad de la capilla. Ama a mi Madre, que lo es tuya también, la Virgen Santísima… y vuelve otra vez a mí con el corazón más amoroso todavía, más entregado a mi servicio: en el mío encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.

UNA BUENA CONFESION PARA ESTOS DIAS...

UNA BUENA CONFESIÓN…

La Iglesia nos propone cinco pasos a seguir para hacer una buena confesión y aprovechar así al máximo las gracias de este maravilloso sacramento.
  1. Examen de Conciencia: Ponernos ante Dios que nos ama y quiere ayudarnos. Analizar nuestra vida y abrir nuestro corazón sin engaños.
  2. Arrepentimiento: Sentir un dolor verdadero por haber pecado ya que hemos lastimado al quien más nos quiere: Dios.
  3. Propósito de no volver a pecar: Si verdaderamente amo, no puedo seguir lastimando al amado. De nada sirve confesarnos si no queremos mejorar. Podemos caer de nuevo por debilidad, pero lo importante es la lucha, no la caída.
  4. Decir nuestros pecados al confesor: El sacerdote es un instrumento de Dios. Hagamos a un lado la “vergüenza” o el “orgullo” y abramos nuestra alma seguros de que es Dios quien nos escucha.
  5. Recibir la absolución y cumplir la penitencia: Es el momento más hermoso, pues recibimos el perdón de Dios. La penitencia es un acto sencillo que representa nuestra reparación por las faltas que cometimos.
Estos pasos expresan simplemente un camino hacia la conversión, que va desde el análisis de nuestros actos, hasta la acción que demuestra el cambio que se ha realizado en nosotros.
La mejor manera para prepararnos a la confesión es considerar lo que Cristo quiso hacer al darnos el Sacramento de la Penitencia.
El día de su resurrección, cuando apareció en el cenáculo, donde estaban los apóstoles escondidos por miedo a los judíos díjoles: “La paz sea con vosotros”. Como me envió mi Padre así os envío Yo”. Diciendo esto, sopló y les dijo: “Recibid el espíritu Santo; a quienes perdonareis los pecados, les quedan perdonados; y a quienes se los retuviereis, quedan retenidos”. (Juan XX, 21, 23). Así les dio el poder de reconciliar a los hombres con Dios.
Esta potestad sigue presente en la Iglesia. Los apóstoles la trasmitieron a sus sucesores; la cadena de sucesores llega hasta nosotros e nuestros Obispos. El día de su consagración episcopal recibieron – para comunicarlo a su vez a los que vengan.-, el mismo poder que Cristo dio a Pedro y a los doce. El Obispo delega su poder en sus sacerdotes, que son quienes le ayudan en la santificación del pueblo de Dios.
El sacerdote que está sentado en el confesionario oyendo las confesiones de otros cristianos y, que va a recibir dentro de un rato la propia mía, es el eslabón que me une con Cristo. El poder de Cristo está presente en él de tal manera que cuando levante la mano para darme la absolución, Cristo mismo me estará perdonando, aplicándome los méritos de su pasión y de su muerte.
Es posible que en ocasiones nos preguntemos por que es necesario confesarse. ¿No seria suficiente, en nuestro interior y desde el fondo de nuestro ser reconocernos culpables delante del Señor, mostrarle nuestro arrepentimiento y pedir de nuevo su Amor?.
La respuesta es clara y sencilla: para acercarnos a Dios, no toca a nosotros marcar el camino; Él es el Señor y no nosotros. De Él es la iniciativa; nosotros lo único que podemos, es escuchar con atención y cumplir con docilidad lo que disponga: Aquí no se trata de motivos humanos, ni de razonamientos. Para abrir nuestro interior a otro hombre en la confesión, necesitamos estar viviendo en la fe, no es la sabiduría o la santidad del Sacerdote lo que nos hace tomarlo como Juez, es su identificación con Cristo, conocida en la Fe y la aceptación completa, hasta el fondo, de la Voluntad de Cristo expresada en su palabras: “A quienes perdonareis los pecados les quedan perdonados”, lo que nos hace decirle mi miseria como se las decimos a Dios.
Acercándonos a la Confesión con esta actitud de Fe, todo lo demás nos parecerá natural. Todo nos será comprensible, porque ya tenemos ojos para verlo. De lo que aquí se trata es, no de atormentarnos y castigarnos por nuestros errores, ni de humillara nuestra dignidad humana, ni siquiera de sentirnos tranquilos después de decir lo que nos atormenta a un confidente que sabes va a ser discreto. No. La Confesión es un mundo distinto de todos este, porqués del mundo de la Fe, del mundo de dios y Dios es diferente de nosotros.
La confesión, el Sacramento de la Penitencia, es el Amor que Dios nos brinda de nuevo, después de haberlo traicionado.
A pesar de que Él es el Santo, y nosotros somos nada, la Fe cristiana es acepción total y agradecida de que el Señor de toda santidad se acercó a nosotros y el día de nuestro Bautismo nos dio su propia Vida. “Cuando Israel era niño Yo le amé…yo enseñé a andar a Efraín, le llevé en mis brazos y le até con ataduras humanas, con ataduras de amor; fui para él como quien alza una creatura hasta tocar sus mejillas, y me bajaba hasta él para darle de comer” (Os. 11, 1-4). Dios nos ha hecho sus hijos, pero nos es muy difícil convencernos de ello. Muchas veces no nos interesa, porque hay otras cosas, cosas que nos llaman la atención, de esas que podemos palpar con nuestras manos y mirar con nuestros ojos, y nos olvidamos de Dios.
Pero Dios es bueno a pesar de que nosotros somos malos. Lo que sigue, todos lo hemos experimentado y basta reflexionar un poco par que nos demos cuenta que es ello una de las mayores pruebas de la bondad de Dios. Cuando volvemos la espalda a Dios, en una forma misteriosa pero muy real, en ocasiones en contra de lo que quisiéramos, sabemos que no se ha acabado todo. En el fondo de nosotros mismos sentimos su llamado; débil quizás, deformado por culpa nuestra a veces pero ahí está. Sigue en nosotros la Fe de nuestro Bautismo y Confianza en El en medio de nuestra miseria. Nuestra Fe se queda y quiere volver al Señor. Si el arrepentimiento se forma y queremos salir de nuestra rebeldía Cristo nos sale al encuentro con la Confesión.
El arrepentimiento
El arrepentimiento o dolor de los pecados es lo primero.
Cuando nos sentimos culpables de algún pecado o de muchos, podemos tomar distintas actitudes, entre ellas:
  • Darnos cuenta que obramos mal, constatar que nuestra conducta fue equivocada.
  • Sentir vergüenza o asco de nosotros mismos, porque estuvimos muy por debajo de nuestra propia dignidad o de lo altivamente creíamos poder hacer.
  • Sentir un desasosiego interior que nos martirice cada vez que pensamos en aquello.
  • Cambiar toda nuestra manera de ver la realidad: sintiéndose impotentes, dejarnos caer en el desaliento, o bien iniciarnos en el camino del cinismo, sintiéndonos inclinados.
  • Considerarnos miserables e indignos ante los demás, especialmente ante aquellos que nos miran como personas respetables, que confían en nosotros o que nos tienen cariño.
  • Esas actitudes u otras parecidas no sirven de nada para el Sacramento de Penitencia. Algunas son de arrepentimiento, pero no de arrepentimiento cristiano. La Confesión es para reanudar nuestra amistad con Dios, amistad que destrozamos al pecar; por lo tanto el único arrepentimiento que nos lleva al Sacramento, es el que nos lleva también a Dios.
La cosa es muy sencilla. Cuando se ha ofendido a alguien y existe el deseo de volver a la amistad, ¿quién no entiende que es necesario reconocer la ofensa, rechazarla, dolerse de ella? Sencillamente eso es el arrepentimiento y la contricción: buscar con sinceridad a Dios, transformar nuestras disposiciones, cambiar de modo de pensar, romper nuestro pecado. La acción pecaminosa no la podemos destruir, está hecha y hecha queda; pero nos es posible destruir sus consecuencias, el desorden y la incoherencia que ha dejado en nosotros, el fortalecimiento de nuestros malos deseos que ha causado el egoísmo, que después de pecar, nos hace pensar más aún en el centro del universo.
Esto nos hace ver, si reflexionamos, que necesitamos varias cosas para poder volver a Dios.
En primer lugar necesitamos humildad. Para volver al Señor debemos reconocer no solo con el cerebro, sino vivir con el corazón, que nos hemos alejado. Debemos reconocer nuestra miseria, reconocer nuestro pecado. De ahí saldrá el deseo de volver otra vez a la Amistad de Dios, comenzará el movimiento de arrepentimiento.
Para eso debemos orar. El pecado nos cambia de verdad, de tal manera, que muchas veces después de pecar no le encontramos ya sentido a la vida cristiana; hay una verdadera disminución de la Fe que nos impide entrar en nosotros mismos. A veces ese vacío se siente aún cuando se quiere llegar al arrepentimiento. Entonces es necesario rezar: solamente el Señor nos puede dar lo que por nuestra culpa perdimos al pecar. Cuando estamos lejos del señor debemos clamar desde nuestra miseria a su Bondad, para que se acuerde de nosotros y no nos abandone en su Justicia.
Así podemos ver la urgencia de recurrir a la Fe. No la simple aceptación de que Dios existe, sino una cosa muy diferente. Compenetrarnos del designio de Dios sobre nosotros, vernos a nosotros mismos como Dios nos ve, a la Luz de Dios, -en esto consiste la Fe-, para palpar con todo nuestro ser la condición terrible que estamos viviendo. Nuestro pecado y nuestro apego al pecado contradicen todo lo que Dios espera de nosotros, somos sus verdaderos enemigos. Es un absurdo la vida así: por un lado siendo capaces de ver las cosas a la Luz de Dios, presente en nosotros, y, rechazando por otro a Dios y a todo lo que nos pide. Esta meditación de nuestro pecado a la Luz de la Fe nos puede llegar a hacer sentir verdadero terror de encontrarnos entre las manos del Dios Vivo, sin posibilidad de escapar en la actitud absurda de rebeldía y de enemistad.
Todo esto para llegar al centro del arrepentimiento: El reconocimiento de nuestra locura, el rechazo de la que hicimos y la petición humilde de perdón. Si en algún momento necesitamos ser conscientes del mundo, de la Fe, es precisamente aquí. Este es el momento en que debemos creer en el Amor de Dios, adherirnos con todo nuestro ser a eso que nos puede parecer tan irreal por momentos: que Dios está aquí frente a nosotros y que nos ama; para que desde lo más hondo de nosotros mismos salga, provocado por El, exactamente lo mismo, un verdadero Amor, un Amor nuevo, puro y desinteresado como el que nos brinda. No vale la pena decir más, cualquier explicación solo son palabras mientras no se llega a vivirlo en el silencio de la oración, delante del Señor.
LA CONFESIÓN DE LOS PECADOS
Después de examinar nuestra conciencia y de arrepentirnos, vamos delante del sacerdote y le decimos, le “confesamos” nuestras culpas. Debemos entender bien el sentido de esa manifestación de nuestros pecados, para no exagerar su importancia ni desconocerle la que tiene.
Hechos de alma y cuerpo, cuando hay en nuestro interior un sentimiento verdadero y profundo, aflora al exterior y lo comunicamos. Habiendo rechazado nuestro pasado en el arrepentimiento, buscando el perdón y el Amor de Dios, decimos a su representante lo que está en nuestro interior. No es cuestión de confidencias o de descargar lo que nos oprime: es la acusación de nosotros mismos, de nuestro pasado, de nuestros actos malos, delante del ministro de Dios, para que las conozca, las juzgue, y si no encuentra bien dispuestos nos imparta el perdón en nombre del Señor.
Manifestación de arrepentimiento, nuestra confesión debe tener ciertas cualidades:
  • Debe ser contrita. No se trata de contar nuestros pecados como quien habla de algo más o menos interesante que nos ha sucedido o como quien cuenta una película. Debe ser una acusación de nosotros mismos. Acusación sencilla y humilde, sin buscar defendernos, diciendo con total abertura nuestras faltas, como las vemos delante de Dios, apegándonos lo mejor que podamos a la realidad.
  • Debe ser íntegra. Diciendo todo lo que en nuestra conducta ha ofendido al Señor. Todos los pecados graves, con las circunstancias más importantes, diciendo cuántas veces hasta donde nos sea posible.
  • Debe ser sencilla. Digamos buenamente nuestros pecados sin entrar en prolijidades y detalles insignificantes, pues esto proviene ya sea de un deseo más o menos consciente de disculparnos, ya sea de una exageración en la importancia de decir los pecados.
  • Muchos cristianos, reducen la confesión a este punto: con tal que no se les haya olvidado ningún pecado y que hayan recibido la absolución, se consideran perdonados. “Les valió la confesión”, como dicen. Esto puede ser una equivocación mayúscula. Es importante decir los pecados, pero es más importante arrepentirse; de tal manera que, el decir los pecados, aún si se dicen todos, aún si se explican los detalles, aún si se siente uno muy descansado después de haberlos dicho, si no está provocado, acompañado y guiado por el arrepentimiento, no sirve de nada. Dios nos respeta, pero quiere que lo tomemos en serio. La confesión no es un repartidor automático de perdones que se mueve después de decir algunas cosas, es el encuentro responsable y libre de nosotros con Dios en el que reformamos nuestra vida, le pedimos perdón, reflexionamos sobre lo que hacemos y preparamos un futuro más cristiano.
La confesión tiene otro sentido del que muy pocas veces se habla y que tiene mucha importancia.
Somos todos hermanos y miembros de un mismo Cuerpo. De la misma manera que los buenos ayuda a los que no lo son tanto y con un instinto cristiano muy atinado nos encomendamos a las oraciones de quienes parecen estar más cerca de Dios, del mismo modo los pecados, nuestros pecados, son una rémora y una carga para todos los demás. Como hasta aquí, estamos en el mundo de la fe, esto solo lo captan los que la tienen. El pecado, nuestro pecado, no solo hace mal en la Iglesia por el posible mal ejemplo, sino porque al hacernos enemigos de Dios, nos convertimos en un peso muerto y una carga en el Reino de Dios. Al ofender a Dios, ofendemos a nuestros hermanos, como al ofender a nuestros hermanos ofendemos también a Dios.
Al volver a Dios, no sólo debemos mostrar nuestro arrepentimiento con Él; nuestra confesión se dirige también a toda la Iglesia, a todos nuestros hermanos, representados por el sacerdote que la recibe.
LA SATISFACCIÓN
El Sacramento de Penitencia no está dirigido hacia el pasado. Su verdadero sentido lo encontramos cuando entendemos que todo él, está enfocado hacia el futuro. Nos arrepentimos y confesamos nuestras culpas con un objetivo muy preciso: para volver a vivir nuestra vida cristiana, por eso se nos pide propósito de enmienda.
Definitivamente, mientras no estamos decididos a abandonar nuestras posiciones de pecado, no nos debemos confesar. Con Dios no se juega. El no es alguien que se pueda contentar con un acto exterior. Mira lo más profundo de nuestro ser y sabe nuestro interior mejor que nosotros mismos.
Aquí otra vez encontramos la necesidad de la oración: hay ocasiones en que no sabemos decidirnos por orgullo, por debilidad, por egoísmo, por ligereza. Más aún, a veces aunque queremos, todo nuestro ser reclama, porque el decidirnos por Dios puede en ocasiones significar un verdadero drama y el aniquilamiento de cosas o situaciones cuidadosamente montadas y conservadas durante años. Es evidente, que nosotros mismos no somos capaces de decidirnos. Debemos orar. Si el Señor nos ha llevado ya hasta aquí, le hemos de hacer confianza, estando ciertos de que afirmará nuestra debilidad y su Amor triunfará de nuestra miseria.
Démonos cuenta que esta exigencia, que parece sumamente dura, se compagina perfectamente con nuestra debilidad. No se nos pide que nunca volvamos a pecar; se nos exige solamente el deseo verdadero de ser fieles y la sinceridad completa en nuestro rechazo del pecado y en nuestro retorno a Dios. Al comenzar esta idea, hablábamos de “posiciones de pecado”, es decir, del no cambiar de actitud. Es posible que volvamos a caer, es posible que volvamos a pegarnos a la misma esclavitud; para evitar eso debemos seguir hacia adelante con cuidado y cogidos de la mano del Señor; pero eso no nos debe preocupar. Lo único que importa es arrancar de cuajo nuestra complicidad con el mal, vaciándonos completamente de ella.
Si nuestro arrepentimiento fue sincero, el deseo de cambiar también lo será. Por eso, al prepararnos a confesar, debemos ver hacia delante. ¿Cómo vamos a actuar?, ¿Qué es lo que Dios nos pide cambiar?, ¿De dónde surgió nuestro pecado?, ¿Cuáles son las circunstancias que hemos buscado o provocado para pecar?, ¿Hasta qué punto podemos apartar tal o cual ocasión? Al recibir el Sacramento, Dios está nuevamente con nosotros. No lo olvidemos. Es delante de Él, con su cooperación divina, pidiéndole su Luz y su Fuerza, como debemos mirar hacia el futuro, meditando delante de Él, qué vamos a hacer y cómo debemos obrar.
Esto va a suponer esfuerzos, sacrificios, y, empleemos la palabra, Penitencia. Es algo que no nos gusta y que no queremos ni siquiera oír mencionar. Con todo, es necesario que abramos los ojos a la realidad. El desorden y el pecado nos dominan en muchas ocasiones, prácticamente nos dejamos llevar en todo, por lo más fácil y la línea de menor resistencia.
En el plan humano, una actitud así, no lleva a nada: para hacer algo en la vida se necesita esfuerzo. En el Reino de Dios, las cosas también suceden así. Si queremos ser cristianos, debemos aceptar el sacrificio y la penitencia como medios necesarios para dominar nuestras potencias de pecado y acercarnos a Dios.
Los mismos pecados que confesamos tienen en nosotros múltiples complicidades, el desorden y la debilidad, el orgullo y el egoísmo no desaparecen del todo con el perdón. Sería infantil suponerlo y todos tenemos suficiente experiencia para saber que las cosas no son así. Aún cuando nuestro arrepentimiento haya sido sincero, seguimos ligados a nuestro pasado y las acciones malas que hemos hecho, nos han dejado verdaderamente marcados. La única manera de conservar el Amor de Dios en el futuro, es liberarnos de esos lazos que nos atan a nuestros propios pecados, es decir, romper con ello, mortificarnos. Es el único camino para conservar el Amor de Dios. Si no nos interesa conservarlo podemos entonces preguntarnos si nuestro arrepentimiento fue sincero.
El Sacramento de la Penitencia es fuente de alegría. Todos sabemos lo que es la paz de la buena conciencia. No es cosa fácil conservarla, como no es fácil en esta vida, nada de lo que vale la pena. Esa paz y esa alegría es el cumplimento de la palabra del Señor:
“Mi paz os dejo, mi paz os doy” (Juan 14,27). Cuando Él está con nosotros y podemos volver hacia Él nuestro rostro, en la confianza de la amistad y en la seguridad del Amor, nada puede turbarnos, ni siquiera la muerte, porque la muerte se convierte entonces en la puerta y el comienzo de la Verdadera Vida.
CONSEJOS PRÁCTICOS
1.- La confesión es nuestro encuentro con Dios. En él, si tenemos arrepentimiento, por los méritos de Cristo se nos perdonan los pecados. Lo esencial es volver al Amor de Dios. Procura que el motivo fundamental de tu confesión, no sea quitar la angustia interior, ni conocerte mejor, ni recibir consejos.
2.- Prepárate. Al llegar a la Iglesia ponte delante de Dios unos momentos. Haz a un lado tus preocupaciones, tus intereses, tus diversiones, lo que va a hacer después o lo que acabas de realizar. Procura hacer la paz en ti, para poder oír la voz de Dios. Esto no es fácil: pídeselo a Dios para hacer bien tu confesión.
3.- Procura hacer tu examen con cuidado, pero sin pasar demasiado tiempo en él. Recuerda que la confesión externa de los pecados debe ser la expresión del arrepentimiento, el examen es la preparación para llegar a él. El arrepentimiento se ha de formar al ir pasando en revista nuestras infidelidades al Señor.
4.- Trata sobre todo de mirar tu vida delante de Dios, pídele su ayuda para ver lo que significan para Él tus pecados. Pídele perdón de haberlo ofendido.
5.- ¿No estás ligado por la mala costumbre?, ¿No te agrada seguir dejándote llevar por tal o cual actitud equivocada? Procura llegar a la sinceridad en tu deseo de no volver a pecar. Por lo menos dile al Señor que quisieras querer…
6.- ¿No hay nada que corregir en tu manera de actuar?, ¿No eres culpable por tu negligencia, por tu falta de interés, por tu falta de Fe? Puntualiza tu resolución en forma concreta, lo más concreta que te sea posible. Es una de las mejores pruebas que puedas tener de tu buena voluntad.
7.- Puedes escoger al sacerdote que prefieras. En lo posible dirígete siempre al mismo. Escógelo con cuidado, que sea alguien que te entienda y te sea útil en su manera de mirar tu interior y en los consejos que te dé. En caso de pecado grave, no retardes tu confesión por no poderlo ver; lo principal entonces es volver a Dios y, para eso, todos los sacerdotes están investidos del mismo poder: unos y otros se identifican fielmente con Cristo.
8.- Evita con cuidado las confesiones rutinarias en que casi sin preparación se dicen cosas vagas, sin estar decidido a hacer esfuerzos; es la mejor manera para matar en ti el sentido verdadero del Sacramento.
9.- Si “no has hecho nada malo, no has matado ni robado” y no encuentras de qué acusarte, fíjate en las preguntas positivas del examen. Por ejemplo: ¿He hecho felices a aquéllos con quienes vivo?, ¿He tratado de ayudarlos, de comprenderlos? Muchas veces esa posición de no encontrarse pecados, compagina muy bien con una dureza y un egoísmo tanto más graves cuanto que son menos pensados y menos conocidos.
10.- Recuerda que se deben confesar todos los pecados GRAVES, diciendo con qué frecuencia has caído en ellos. Confiésalos al principio y dirige tu arrepentimiento sobre ellos principalmente. Si alguno te es particularmente penoso de confesar di al confesor tu dificultad en hacerlo, lo más probable es que él te ayude, facilitándote la confesión.
11.- No es posible confesar todos los pecados VENIALES: escoge los más característicos en ti, los que mejor te pinta, en los que más frecuentemente caes: así la Gracia del Sacramento te ayudará para combatirlos.
12.- Si estás en pecado mortal, el resultado de tu confesión será el perdón y la vuelta a la Amistad con Dios, pero si has tenido la fortuna de que el Señor te haya ayudado para no caer, es bueno confesarte de vez en cuando; porque paulatinamente va decayendo en nosotros la delicadeza para captar lo que no le agrada al Señor. La confesión reaviva en nosotros el justo sentido de nuestra pobreza interior y afina nuestro sentido cristiano de la vida.
13.- Confiesa hechos, no tendencias. Las tendencias son imprecisas, los hechos son los pecados. No digas “soy perezoso”, ni siquiera “fui perezoso”, sino más bien “Habitualmente me quedo un rato más en la cama y así he dejado de cumplir tal o cual obligación”. Además, si puntualizas bien tu pecado, también dirás los motivos que lo causaron: “Critiqué a una amiga porque tuve envidia de lo atractiva que se veía”.
14.- Indica si se trata de una falta en que caíste por sorpresa, o si es una costumbre. Si estás luchando, o si tu actitud general es de dejadez. En otras palabras, ¿tratas de corregirte o no estás haciendo nada?
15.- Después de confesarte, reza con atención y devoción la penitencia que te impuso el sacerdote. Agradece al Señor el estar otra vez en su compañía. Si tienes tiempo habla un momento con Él. Renueva tu propósito. Pon tu futuro y tu vida cristiana en sus manos.
EXAMEN GENERAL DE CONCIENCIA
Este Examen General de Conciencia, nos permitirá en un rápido golpe de vista, revisar todos los deberes de nuestra vida cristiana: sigue el plan clásico de los Mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia, los pecados capitales y deberes de estado. Cristo no vino a abolir la Ley, sino a perfeccionarla: es por esto que los preceptos del Evangelio se inscriben a continuación de los artículos del Decálogo y corrigen todo aquello que a menudo tienen de negativo.
MANDAMIENTO DE DIOS
1º. Amarás a Dios sobre todas las cosas
Este Mandamiento contiene los demás, y contiene también el ejercicio de las tres virtudes teologales.
FE:
  • Deberes: Desarrollar tu Fe, alimentarla, defenderla contra las dudas. Aceptar de la mano de Dios las pruebas que nos envía. Tener absoluta confianza en tu Fe y dar pruebas de ello ante los demás.
  • Pecados: Dudas voluntarias, respeto humano, indiferencia religiosa, supersticiones (cartomancianas, espiritismo, espiritualismo, etc.).
ESPERANZA:
  • Deberes: Confianza en la Gracia, esperanza en el Cielo.
  • Pecados: Confiar en tus débiles fuerzas, descorazonamiento, desesperación.
CARIDAD:
  • Amar a Dios más que a todo lo demás, colocar a Dios en el verdadero centro de tu vida; ofrecer tu trabajo, tomar en su presencia las decisiones importantes.
  • Orar en la mañana, en la noche, durante las tentaciones.
  • Desear que progrese tu amor para con Dios.
  • Ver a Dios en el prójimo, aún en aquél que nos es difícil amar. “Aquel que dice que ama a Dios y no ama a su prójimo, es un mentiroso”.
2º Solamente con respeto pronunciarás el nombre de Dios
  • Deberes: Tener presente a Dios: respetar todo aquello que a El se refiera los Sacramentos, las Iglesias, los Sacerdotes, etc.
  • Pecados: falsos juramentos, blasfemias, sacrilegios, oraciones dichas mal y deprisa.
3º Santificarás el día del Señor
  • Descansar el domingo.
  • Asistir a Misa con devoción.
  • Esforzarse por sentirse miembro de la comunidad.
  • Poner todo lo que esté de tu parte para participar ACTIVAMENTE en la vida litúrgica de tu Parroquia. Escoger tus diversiones con espíritu cristiano.
4º. Honrarás a tu padre y madre
  • Sentirse responsable del ambiente familiar. Unión, ayuda mutua, buen humor.
  • Deberes de los hijos: obediencia, respeto, obligaciones que cumplir, ayuda en el trabajo.
  • Deberes de los hermanos y hermanas: comprenderse, tolerarse, ayudarse.
  • Deberes de los Padres: Sustento, cariño, abnegación, educación humana, moral y religiosa, buen ejemplo.
  • Deberes con el Estado y la Patria: El Estado somos nosotros, formamos todos una gran familia que es la Patria. Impuestos, deberes electorales, participación en la vida pública.
5º. No Matarás
  • Deberes: Hacer felices a los demás, ayudarles en sus penas, darles buen ejemplo.
  • Pecados: Todo aquello que acuce daño a la vida, a la salud, al alma del prójimo: golpes, heridas, injurias, disputas, rencores, negarse a perdonar. Egoísmo, indiferencia, para los demás escándalo (palabras, consejos o ejemplos que lleven al mal a los demás).
6º. No cometerás impurezas
El Sexto Mandamiento prohibe explícitamente los actos impuros, pero implícitamente abarca todo lo que los produce y origina, como son también los pensamientos y las palabras impuras
Sería prácticamente imposible señalar la infinita variedad de actos impuros o deshonestos, pero todos sin excepción están necesariamente ligados al mal uso de la sensualidad y son un desorden en sí mismos:
  • La vista: modas, pornografía, espectáculos, internet, revistas, etc.
  • El oído: Pláticas excitantes, consejos perversos, enseñanzas corruptas, canciones eróticas…
  • El olfato: Sutilmente asocia y excita el morbo con aromas que la publicidad hace aparecer como afrodisíacos.
  • El Gusto: Hay comidas y bebidas que son tomadas como afrodisíacos. Y cuántos, “para darse valor y deshinibirse”, abusan, del alcohol.
  • El tacto: El más peligroso de los sentidos, La piel toda y en especial las partes erógenas, exacerban la sensibilidad y la vuelven frenética pervirtiendo absolutamente la sexualidad.
Combinando y desatando la fantasía y el ánimo al servicio de la concupiscencia y el placer, se producen toda esa clase de actos impuros, cuyos autores, dice San Pablo, “no poseerán el Reino de Dios”. Por contraste, Jesús el Señor ha prometido que “los limpios de corazón, verán a Dios”.
7º. No Robarás
En la Ley de Dios, el Séptimo Mandamiento, tanto en el Antiguo Testamento como en el nuevo, es tajante, conciso, claro y definitivo: “NO ROBARAS” (Ex.20,15; Dt.5,19;Mt.19,18).
8º. No Mentirás
  • Habla con sinceridad: “Si es sí, di sí; si es no, di no”.
  • Deberes: Respetar la verdad, respetar la reputación de los demás.
  • Pecados: Mentira, revelar los secretos ajenos, maledicencia, juicio temerario, calumnia.
9º No tendrás voluntariamente deseos impuros
“Se les ha dicho: no cometerás adulterio; yo digo más: Aquel que mire a una mujer con codicia ha cometido ya adulterio en su corazón”.
  • Deberes: Respetar las intenciones de Dios para la propagación de la vida. Respeto del cuerpo y de sus fuerzas; respeto del amor y del matrimonio; fidelidad y delicadeza en el amor conyugal.
  • Pecados: Pensamientos o deseos impuros voluntarios. Miradas, conversaciones, actos impuros (solo o con otros), adulterio. Búsqueda o aceptación de las ocasiones de pecados, lecturas, espectáculos, relaciones.
10º No desearás los bienes ajenos, injustamente
  • Deberes: Uso cristiano de la propiedad y el dinero. Justicia en los negocios, trabajo, salarios, contratos, Restitución.
  • Pecados: Robo, engaño, fraude, daño a los bienes ajenos. Codicia de riqueza.
MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA
  1. Santificar las fiestas de obligación. Asistir a Misa los domingos y días de fiesta.
  2. Confesión anual.
  3. Comunión Pascual
  4. Ayunar los días prescritos. Abstinencia de carnes.
  5. Contribuir a los gastos del culto, según tus posibilidades.
PECADOS CAPITALES
  1. Orgullo: Complacencia de sí mismo, ambición excesiva, vanidad, coquetería, actitudes arrogantes y altaneras.
  2. Avaricia: Poner como único objetivo de la vida, el dinero y la riqueza.
  3. Lujuria: (Mandamientos 6º y 9º.).
  4. Envidia: Celos del bienestar ajeno, alegría por su desgracia.
  5. Gula: Excesos en las comidas o bebidas.
  6. Cólera: Dejarse dominar por los instintos del temperamento, ser irritable, etc.
  7. Pereza: Al levantarse, en el trabajo, en la organización del tiempo.
DEBERES DE ESTADO
Conciencia profesional, participación en las actividades sociales, profesionales o sindicales.
Los deberes del médico, del juez, del maestro, etc., son tan diferentes que cada quien deberá hacer su propio examen particular de sus deberes de estado.
CUESTIONARIO DETALLADO
Este cuestionario no deberá leerse antes de cada confesión; ayudará ocasionalmente a conocer mejor los deberes y las faltas en tal o cual caso.
DEBERES PARA CON DIOS
¿Mi vida cristiana progresa o retrocede?
FE.-
  • ¿He intentado conocer mejor al Señor?,
  • ¿No he descuidado las ocasiones de alimentar mi Fe?
  • Lecturas, clases de instrucción religiosa ¿Me interesa conocer mejor a Dios?,
  • ¿He sabido evitar aquello que pudo dañar mi Fe?,
  • ¿He intentado aclarar mis dudas?,
  • ¿He dudado en llamarme cristiano y participar exteriormente en las oraciones y oficios de la Iglesia?,
  • ¿He sabido explicar las razones de mi actitud cristiana?,
  • ¿No he dicho: “No creo”, cuando no tuve el valor de hacer la voluntad de Dios?,
  • ¿Acepto de buena voluntad los fracasos, las enfermedades, la pobreza y todas las pruebas que Dios me envía?.
ESPERANZA.-
  • ¿Tengo confianza en Dios siempre?,
  • ¿Encuentro un apoyo total en Dios en los momentos de tentaciones, de descorazonamiento?,
  • ¿No confío más en mis propias fuerzas?,
  • ¿No me he dejado llevar por la desesperación?,
  • ¿Asumo, ante la muerte, la actitud de alguien que espera el cielo?.
CARIDAD.-
  • ¿Deseo amar a Dios sobre todas las cosas?,
  • ¿Lo prefiero al dinero, al confort, a los placeres, a los deportes?, ¿A cualquier otro cariño?,
  • ¿He sabido encontrar a Dios en los demás, en aquéllos que lo desprecian, en los que me son antipáticos?,
  • ¿He sabido amar por Dios (desear su verdadero bien) a aquellos hacia los que siento una simpatía natural?,
  • ¿He buscado dar a Dios el primer lugar en mi vida?,
  • ¿Le ofrezco mi trabajo y mi descanso?, ¿Mis alegrías y mis penas?,
  • ¿Tomo en su presencia las decisiones importantes?.
ACTOS DE RELIGIÓN.-
  • Oración: ¿Hago oración a menudo?, ¿Por la mañana… por la noche?…
  • ¿Al orar, me dirijo a Dios como una persona viva?, ¿Progreso en esto?,
  • ¿Oro en los fracasos, en los éxitos?, ¿Intento varias mis oraciones para evitar la rutina?,
  • ¿Oro por los demás, por mis amigos, por mis enemigos, por los herejes, por los infieles…?,
  • ¿Oro para agradecer y alabar a Dios o solamente para pedir?.
Sacramentos:
  • ¿Me confieso a menudo?,
  • ¿Me preparo cuidadosamente?,
  • ¿Oculto voluntariamente los pecados graves?,
  • ¿Me esfuerzo lo suficiente para comulgar con frecuencia?,
  • ¿Comulgo con fervor?,
  • ¿Antes de comulgar me preocupo por demostrar a Dios pesar aún por mis faltas más ligeras?
Misa y domingos:
  • ¿Falté voluntariamente a Misa? (¿cuántas veces?),
  • ¿Tuve la culpa por llegar tarde?,
  • ¿Oí la Misa atentamente, o estuve distraído?,
  • ¿Reí o platiqué en la Iglesia?,
  • ¿Me esfuerzo por seguir la misa lo mejor posible, por participar en la vida litúrgica de mi Parroquia?,
  • ¿Me siento en la Iglesia miembro de la Comunidad de Fieles?,
  • ¿Hago verdaderamente del domingo el día del Señor?,
  • ¿He contribuido a que haya alegría en mi casa?.
SENTIDO DE COMUNIDAD.-
  • ¿Comprendo y acepto el carácter social de la vida cristiana?,
  • ¿Acepto orar en comunidad con los demás cristianos?,
  • ¿Hablo de la Iglesia como de algo de lo que formo parte?,
  • ¿Me siento responsable y solidario de sus defectos?,
  • ¿Me siento hermano de todos los demás cristianos sin importarme nacionalidad o raza?,
  • ¿Me intereso por la vida actual de la Iglesia?,
  • ¿Me interesan sus esfuerzos apostólicos y misioneros?,
  • ¿Le presto ayuda?,
  • ¿Me someto con espíritu de fe a la jerarquía de la Iglesia?,
  • ¿Hablo siempre con respeto de los pastores de la Iglesia?,
  • ¿Les he dado testimonio de lealtad y confianza, por ejemplo: exponiéndoles abiertamente sugestiones o críticas?.
VIDA PERSONAL
  • ¿He sido natural con todos?,
  • ¿No he dejado, por el contrario, crecer mi orgullo?,
  • ¿No he querido tener siempre la razón?,
  • ¿Acepto las críticas justas?,
  • ¿Reconozco mis errores?,
  • ¿He sido hipócrita?,
  • ¿No utilizo la mentira para disimular mis faltas?,
  • ¿Para alabarme?,
  • ¿No he pretendido parecer lo que no soy?,
  • ¿Soy desinteresado por las riquezas?,
  • ¿No me dedico exageradamente a mis negocias?,
  • ¿Me sé contentar con lo que tengo?,
  • ¿Soy suficientemente cuidadoso?,
  • ¿Sé ahorrar?,
  • ¿He sido generoso; he reservado en mis entradas una parte para la Iglesia y para los pobres?
  • ¿Respeto mi cuerpo y sus poderes de dar la vida?,
  • ¿No me he detenido en pensamiento, recuerdos o deseos impuros?,
  • ¿He leído o visto libros o revistas indecentes; las he prestado a otros?,
  • ¿Asistí a espectáculos ligeros o lugares peligrosos; no he ido, por ejemplo, al cine a ver películas que sabía eran peligrosas?,
  • ¿No he tenido conversaciones malsanas?,
  • ¿Cometí actos impuros, solo, con otros (con qué frecuencia)?, ¿Si se trata de un hábito, lo combato?,
  • ¿Tengo buen carácter?,
  • ¿Me controlo?,
  • ¿No he sido goloso?,
  • ¿No me he mostrado difícil en el comer, goloso y egoísta en la mesa?,
  • ¿No gasto demasiado dinero en golosinas?,
  • ¿Estoy dominado por la pasión de beber o fumar?
  • ¿Soy enérgico y valeroso?,
  • ¿Sé organizar mi tiempo; lo he perdido haciendo cosas inútiles?,
  • ¿No consagro gran parte del día a las lecturas inútiles, a los deportes, a mi arreglo?
  • ¿Acabo lo que empiezo?, ¿Cuido mi cuerpo, su limpieza, su salud; hago ejercicio?.
Como joven:
  • ¿He respetado a los jóvenes o a las mujeres?,
  • ¿No he mantenido una actitud equívoca con ellas?,
  • ¿No he pretendido turbar su sensibilidad?,
  • ¿Juego con el amor?.
Como muchacha:
  • ¿No he sido causante de tentaciones en los muchachos, por mi arreglo?, ¿En el baile, etc.?,
  • ¿No busco siempre estar rodeada de muchachos?,
  • ¿No he alimentado sueños de amor, familiaridades que sabía que no llevaban al matrimonio?,
  • ¿Estoy dispuesta a descartar lo que me sea ocasión de pecado?,
  • ¿Si es imposible, tengo cuidado de purificar mis intenciones: querer lo bueno y no aceptar lo malo?.
DEBERES PARA CON LOS DEMÁS
  • ¿Me preocupo por los demás?,
  • ¿Pienso en la responsabilidad que tengo con aquellos que viven conmigo?,
  • ¿Trato de ayudarlos, de animarlos en su trabajo, en sus esfuerzos al bien?,
  • ¿Me esfuerzo por comprenderlos, por ponerme en su lugar?,
  • ¿Les doy buen ejemplo?,
  • ¿Les ayudo a su búsqueda de Dios, en sus esfuerzos de apostolado?
  • ¿No tengo en este momento algún odio o alguna antipatía?,
  • ¿No me he dejado llevar a disputas violentas, a injuriar o golpear?,
  • ¿Guardo rencores?,
  • ¿Rehúso reconciliarme (por cuánto tiempo)?,
  • ¿Busco lastimar al prójimo?, ¿Con calumnias, con malediciéncias, con intrigas?
  • Desprecio a los demás por su inferioridad, sus debilidades o sus defectos?,
  • ¿He gozado con sus desgracias?,
  • ¿Si tengo antipatía por alguien, la he combatido o no?
  • ¿He favorecido todo lo que contribuye a la paz y al buen entendimiento entre los demás?
  • ¿No he formado con mis amigos un grupo cerrado a los demás?
  • ¿No he molestado a otros por mi mal carácter o mis exigencias?
  • ¿No los he excitado con correcciones altaneras?
  • ¿No los he escandalizado con reflexiones cínicas o disolutas, por malos ejemplos o malos consejos?
  • ¿No he sido vanidoso?
  • ¿He deseado tener siempre la razón?
  • ¿No he sido altanero, arisco, hiriente, en la calle, en el camión, en las tiendas?
  • ¿No he expuesto mi vida, la de mi familia, la de los demás, manejando demasiado aprisa, sin precaución, entrado en copas?
  • ¿Han tenido los incrédulos o los no cristianos una buena o mala impresión de los cristianos por causa mía?
  • ¿Respeto siempre la propiedad ajena?,
  • ¿No he robado algo?,
  • ¿He maltratado algo que pertenece a la colectividad?,
  • ¿No escojo siempre para mí lo más bello y lo mejor?,
  • ¿No he malgastado el dinero que poseía?,
  • ¿He sido generoso?,
  • ¿No he usado sin permiso los objetos de los demás?.
HIJOS E HIJAS
  • ¿Amo a mis padres?,
  • ¿Busco la forma de hacerlos felices?,
  • ¿No he hecho penosa la vida en mi casa a causa de mi egoísmo, por estar habitualmente de mal humor?,
  • ¿Tengo confianza en mis padres?,
  • ¿No he ocultado graves dificultades en las que debía buscar consejo?,
  • ¿No he hablado mal de ellos con los demás?
  • ¿Les demuestro respeto?,
  • ¿No les he respondido con dureza?,
  • ¿Con grosería?,
  • ¿Sé aceptar sus debilidades y aun más sus errores y defectos?,
  • ¿Los he soportado?
  • ¿He obedecido a mis padres?,
  • ¿No he desobedecido alguna de sus órdenes?,
  • ¿No he mentido para disculparme o para escapar a su autoridad?,
  • ¿Trato de explicarme respetuosamente con ellos más que criticarlos?,
  • ¿No me he mostrado susceptible a sus reproches?,
  • ¿No he permanecido mohíno (cuanto tiempo)?,
  • ¿No me he levantado contra mis padres?,
  • ¿Me he dejado llevar por actitudes violentas?,
  • ¿Busco la forma de ayudar a mis padres?,
  • ¿Me he demostrado cuidadoso en mis deberes, moderado en mis peticiones de dinero?,
  • ¿He tomado parte voluntariamente en el trabajo de la casa?,
  • ¿No he tomado mi casa como un hotel y a mis padres como sirvientes?,
  • ¿No he abandonado a mis padres ancianos en la pobreza, en la soledad?,
  • ¿Si estoy lejos, les escribo a menudo?
  • ¿Hay algún miembro de la familia con quien no me comprenda?,
  • ¿Intento comprender, ayudar, darles apoyo a mis hermanos o hermanas?,
  • ¿Les doy buen ejemplo?,
  • ¿No me he sentido celoso de alguno de ellos?,
  • ¿Me he mostrado paciente, respetuoso, servicial, con mis abuelos?,
  • ¿He pensado que el domingo era el día de la familia y que hace falta a veces sacrificar por ellos la alegría de cualquier otro placer personal?.
ESCOLARES, ESTUDIANTES
  • ¿Siento respeto y lealtad por mis maestros?,
  • ¿He contribuido al buen éxito de su trabajo?,
  • ¿Los he criticado?,
  • ¿No he inculcado entre mis amigos la indisciplina, el mal espíritu, la ligereza?
  • ¿He cumplido consciente y completamente con mis tareas?,
  • ¿Estudio para ser competente y ser útil o solamente por ganarme un título, por “pasar” los exámenes, por satisfacer mi amor propio?,
  • ¿No he engañado o ayudado a otros a hacer trampa haciendo creer que sé algo que desconozco?,
  • ¿No he tomado como pretexto el trabajo para no estudiar y aumentar así mi cultura?,
  • ¿No he, por el contrario, descuidado mis tareas para entregarme a mis fantasías y a mis juegos?
  • ¿He sentido responsabilidad por mis amigos y compañeros?,
  • ¿Me intereso por todo aquello que favorezca la unión y comprensión de mis compañeros?,
  • ¿Acepté algún puesto que se me proponía?.
PADRES
  • ¿Intento conocer mejor a mis hijos?,
  • ¿No hay alguno que se sienta un poco despreciado?, ¿Es cierto?,
  • ¿Están bien alimentados, bien alojados, bien vestidos, según nuestras posibilidades?,
  • ¿Los he educado?
  • ¿He cedido a sus caprichos, he hecho el trabajo que ellos debían hacer?,
  • ¿No les doy demasiado dinero?,
  • ¿He sabido hacerme respetar?,
  • ¿Hacer respetar en mí la autoridad de Dios?
  • ¿Los he amado, reprimido o castigado por su bien o al contrario porque estaba nervioso o por afirmar mi superioridad?,
  • ¿He diferenciado los castigos motivados por sus tonterías de aquellos que merecían sus faltas morales?,
  • ¿He logrado crear en ellos confianza y afecto para conmigo?,
  • ¿Me cuentan todo?, ¿Si no es así, por qué?
  • ¿He puesto cuidado en inculcarles la franqueza y la generosidad?,
  • ¿He afirmado su abnegación para con la familia?
  • ¿He cuidado la educación que reciben fuera de casa?, ¿Su formación moral y religiosa?,
  • ¿No he molestado a sus maestros con mis exigencias?, ¿Con objeto de no aceptar mis errores?
  • ¿Les he dado en todo buen ejemplo: deberes religiosos, vida familiar, conciencia profesional?,
  • ¿He colaborado con mi mujer (mi marido) en la educación de nuestros hijos?, ¿Nos consultamos a menudo?,
  • ¿No le hago agravios delante de mis hijos?,
  • ¿La critico en su ausencia por su manera de hacer?,
  • ¿No apoyo los permisos que ella (o él) les da o cambio sus negativas, etc…?
  • ¿He intentado educar a los adolescentes: dejándolos con demasiada libertad?,
  • ¿Controlándolos cuidadosamente?,
  • ¿Hablándoles seriamente, no como si fueran niños?,
  • ¿Controlando sus lecturas, espectáculos, y amistades?,
  • ¿Los ayudo, respeto su personalidad, guío su vocación?,
  • ¿He sabido explicar lo que tienen derecho de saber, con tacto, con prudencia, según lo necesitan?,
  • ¿No he hecho a un lado esta obligación cobardemente?,
  • ¿No los he maleado con una respuesta equívoca o con mal ejemplo?.
CON LOS HIJOS CASADOS
  • ¿He tenido el cuidado de hacerles sentir mi afecto?,
  • ¿He sido lo suficientemente discreto para respetar su autonomía?,
  • ¿He admitido en la familia a los yernos o a las nueras?,
  • ¿He sabido dominar mis celos? Por ejemplo: si algunos de los jóvenes esposos me confía alguna dificultad doméstica?,
  • ¿Busco reconciliarlos o alejarlos?,
  • ¿Trato con igualdad a todos mis hijos?,
  • ¿He tenido cuidado en aumentar la unión entre ellos?,
  • ¿He buscado mantener las tradiciones de Fe de la familia?.
ESPOSOS
  • ¿Amo verdaderamente a mi mujer (mi marido)?,
  • ¿Intento hacerla feliz, ponerme en su lugar?,
  • ¿Me preocupo por sus gustos, sus deseos, su salud?,
  • ¿He sabido hacerme comprender, le he hablado con franqueza?,
  • ¿He sabido demostrar mi afecto?,
  • ¿He comprendido el suyo aún si no me lo ha demostrado claramente?,
  • ¿No he descuidado a mi mujer (mi esposo) por mis hijos, mi trabajo, mis actividades externas?,
  • ¿He tenido el valor de dejarla (dejarlo) cuando me lo exigía mi trabajo, las responsabilidades cristianas o sociales?,
  • ¿Me interesé por su profesión, por sus actividades?,
  • ¿He favorecido entre los dos una intimidad espiritual; he impulsado sus esfuerzos por hacer el bien?,
  • ¿Rezamos juntos?,
  • ¿Colabora con ella (él)?,
  • ¿No le oculto asuntos importantes?,
  • ¿Respeto una cierta autonomía, y sus iniciativas?,
  • ¿Le sirvo como puedo y debo?
  • ¿No me muestro egoísta?,
  • ¿No le hago penosa la vida por mi mal humor, por mis caprichos, mis cóleras, mis impaciencias?,
  • ¿No derrocho dinero buscando placeres personales?,
  • ¿Cuido mi arreglo personal para agradar a mi marido?,
  • ¿No he envenenado los motivos de disgusto contándolos a otros?
  • ¿Soy fiel a mi mujer (a mi marido)?,
  • ¿No he cometido adulterio?,
  • ¿No me he detenido en deseos impuros?,
  • ¿No he sido egoísta al buscar alegrías en mi matrimonio?,
  • ¿No me ha faltado delicadeza en esto?,
  • ¿No he intentado impedir la fecundidad del matrimonio?,
  • ¿No he exigido o favorecido el aborto?,
  • ¿Estoy en buenos términos con la familia de mi esposa (marido)?,
  • ¿He buscado participar del afecto de los suyos?,
  • ¿No nos hemos encerrado en un egoísmo mutuo?,
  • ¿Nos hemos preocupado de hacer acogedor nuestro hogar, abierto a los demás, hacerlo un hogar apostólico, resplandeciente de vida cristiana?.
CIUDADANOS
  • ¿Busco sinceramente el bienestar de mi país?,
  • ¿Cumplo con todos mis deberes de ciudadano?,
  • ¿Voto?,
  • ¿Pago los impuestos?,
  • ¿Acepto responsabilidades públicas?,
  • ¿Por ambición o por deseo de ser útil?,
  • ¿Intento juzgar como cristiano los asuntos públicos?,
  • ¿He dado su lugar a la política, a la necesidad de la libertad religiosa, la justicia, el progreso social?,
  • ¿He impulsado los esfuerzos de unión, o las actitudes sectaristas?,
  • ¿He buscado privilegios, apoyos políticos para escapar de la ley común?.
OBREROS, EMPLEADOS
  • ¿Trabajo conscientemente; en el tiempo convenido, cumplo el trabajo por el que se me paga?,
  • ¿No utilizo mi empleo para obtener injustamente favores para procurarme objetos a los cuales no tengo derecho?
  • ¿Obedezco a mis jefes de buena voluntad?, ¿No me celan sus progresos?
  • ¿Me muestro amable con mis colegas?,
  • ¿Los he ayudado voluntariamente?,
  • ¿No los he envidiado, calumniado con los jefes?,
  • ¿Soy estimado en mi trabajo? Si no es así ¿por qué?,
  • ¿No exploto a los demás?,
  • ¿Doy buen ejemplo a los empleados jóvenes?,
  • ¿No he contribuido a pervertirlos?,
  • ¿No he dejado que se haga daño, por no “querer meterme”?
  • ¿Tengo conciencia de la solidaridad obrera?,
  • ¿Tomo parte activamente en el organismo sindical?,
  • ¿Busco aumentar el progreso y la paz social?.
PATRONES
  • ¿Pago salarios justos, legales, humanos?,
  • ¿Me intereso por mis trabajadores?,
  • ¿Me esfuerzo por conocerlos individualmente, humanamente, conocer su situación respecto a alojamiento, familia, etc.?,
  • ¿Me doy cuenta de su trabajo?
  • ¿Me estiman y respetan mis inferiores? Si no es así ¿por qué?,
  • ¿No es esto el signo de alguna deficiencia por parte mía?,
  • ¿Les doy el descanso necesario?, ¿Cuido de la atmósfera moral del taller, etc…?,
  • ¿Respeto la autonomía, la personalidad de mis subordinados y empleados?,
  • ¿Acepto colaborar lealmente con los representantes del personal?,
  • ¿Con las organizaciones sindicales?,
  • ¿Ocupo mi lugar en el seno de la organización profesional?,
  • ¿Me he mostrado activo, leal, deseoso del progreso y la paz social?
  • ¿Considero a los obreros como hermanos?,
  • ¿Me dirijo a ellos con respeto?,
  • ¿No me he mostrado altanero, distante; o al contrario con una familiaridad humillante?
  • ¿Con mis sirvientes, he cuidado su salud, de sus distracciones, de su vida religiosa y moral, sobre todo si son menores?,
  • ¿He buscado ofrecerles una atmósfera de vida familiar?.
BREVES ORACIONES PARA LA CONFESIÓN
Para antes del examen
Oh Señor y Dios de bondad Bien sé que Vos no queréis la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Por mi, Dios mío, cargasteis con la Cruz, y desde ella me llamáis, aunque soy la criatura más ingrata y pecadora: me llamáis, no para castigarme sino para perdonarme. Ayúdame Señor, para que haga con fruto esta confesión y sane de la mortal dolencia que me causaron mis pecados ¡Oh Virgen Soberana! Ayúdame, pues sois Madre y refugio de pecadores. No permitáis que el enemigo de mi alma impida lo que yo tanto deseo. ¿Cómo podré decir las enormes culpas y maldades de mi desconcertada vida, si la gracia de Dios no me asiste? Alcanzadme esta gracia, oh Virgen Santísima! Gloriosa Santa Magdalena, venid en mi ayuda, y, si en el pecar os he imitado, siga vuestro ejemplo en confesar mis pecados, y en hacer penitencia. Santo Angel de mi Guarda, ayudadme en todo. ¡Oh Dios mío, quién pudiera con lágrimas de sangre borrar tantas culpas!
Pare pedir el dolor de los pecados
Dame Jesús mío, verdadero dolor de todos estos pecados y de los que no me acuerdo; Virgen María, Madre de Dios y Madre mía y todos los Angeles del Cielo, rueguen por mí para que de veras me duela de mis pecados.
Para ofrecer a Dios el dolor de los pecados
Dios mío, siento mucho haber pecado contra Ti porque Tú eres tan bueno y porque me amas tanto y con tu divina ayuda te prometo procurar nunca más ofenderte.
Para antes de confesarse
“YO PECADOR” (Confiteor)
Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que pequé gravemente con el pensamiento, palabra y obra; por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa. Por tanto, ruego a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que roguéis por mí a Dios nuestro Señor. Amén.
Al final de la Confesión
EL ACTO DE CONTRICIÓN I
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amen.
EL ACTO DE CONTRICIÓN II
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor.
Para dar gracias después de la Confesión
Te doy gracias, Jesús mío, con todo mi corazón por haberme perdonado mis pecados; te prometo con tu ayuda no volverlos a cometer; ayúdame a corregirme, especialmente de los pecados que más hago, como…
ORACIÓN PARA PEDIR LA GRACIA DE LA COMUNIÓN DIARIA
¡Qué felicidad tan grande sería para mí, Señor, ser del número de aquellos dichosos cristianos a quienes un verdadero amor hacia Ti y un sincero deseo de verse libres de sus debilidades y defectos, y de emplear toda su vida en tu Santo Servicio los lleva todos los días a tu Sagrada Mesa!
¡Qué ventajoso sería para mí recibirte todos los días en mi corazón y teniéndote en él, rendirte mis obsequios, exponerte mis necesidades y participar de las mercedes que concedes a los que diariamente te reciben!
Yo sé bien Señor, que no soy digno de ello; pero también sé que Tú, en tu Misericordia infinita, no instituiste la Sagrada Eucaristía solamente como premio a los buenos, sino también como un auxilio a los pecadores arrepentidos. Es bajo este último concepto que me atrevo a acercarme a tu Sagrada Mesa, en la que espero encontrar el auxilio que necesito para ser bueno, para ser Santo, como Tú quieres que sea, para lo que te pido me concedas el mayor de todos los bienes que podemos alcanzar sobre la tierra: La gracia de recibirte diariamente.
LA ABSOLUCIÓN GENERAL
La Absolución General puede ser impartida en casos extremos en los que haya una gran multitud de fieles como puede ser un Congreso Eucarístico, o en casos de desastre como guerra, un buque se está hundiendo, etc.
El Sacerdote que imparte la Absolución General, debe aclarar bien a los fieles, la absoluta obligación que tienen de confesarse individual y sacramentalmente en la primera oportunidad que tengan, con los tres propósitos indispensables: enmienda, arrepentimiento y desagravio, mediante el cumplimiento de la penitencia que les sea impuesta.
Dar la absolución general a los fieles que tienen tiempo y oportunidad de confesarse individual y sacramentalmente, es hacerles el mayor mal posible, pues esto los aparta de ese tribunal extraordinario bajado del Cielo, en el que el reo es su propio acusador y en el que el Juez está siempre dispuesto a perdonar.
La Confesión Sacramental nos da oportunidad de practicar las virtudes más excelentes como son:
  • La Fe creyendo que Dios ha dado a los Sacerdotes el poder de perdonar los pecados.
  • La Esperanza, esperando mediante Ella su perdón.
  • La Caridad, detestando el pecado porque ofende a Dios.
  • La Humildad, reconociendo nuestras faltas.
  • La Obediencia, cumpliendo la penitencia impuesta.
  • La Justicia, sujetándonos al juicio del confesor.
  • La Fortaleza, venciéndose a sí mismo
  • La Paciencia, esperando el turno para confesarse.
  • El Buen Ejemplo, etc.
La Confesión Sacramental, nos abre las puertas al mismo Cielo de la Eucaristía: la razón de ser de un Católico.
NO DIGAS…
  • No digas PADRE, si cada día no te portas como hijo.
  • No digas NUESTRO, si vives aislado en tu egoísmo.
  • No digas QUE ESTÁS EN EL CIELO, si sólo piensas en cosas terrenas
  • No digas SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, si no lo honras.
  • No digas VENGA A NOSOTROS TU REINO, si lo confundes con el éxito material.
  • No digas HÁGASE TU VOLUNTAD, si no la aceptas cuando es dolorosa.
  • No digas DANOS HOY NUESTRO PAN, si no te preocupas por la gente con hambre.
  • No digas PERDONA NUESTRAS OFENSAS, si guardas rencor a tu hermano.
  • No digas NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN, si tienes intención de seguir pecando.
  • No digas LÍBRANOS DEL MAL, si no tomas partido contra el mal.
  • No digas AMÉN, si no has tomado en serio las palabras del PADRE NUESTRO.