20 de mayo
La fascinación por las
cosas de Dios y por la luz que El nos da la representamos con el “girasol”.
En el amanecer de cada jornada la yema y las
hojas de esta flor se vuelven hacia el Este para no perder, ni un solo
instante, la fuerza que le otorga la luz solar.
Dirigir
nuestros sentimientos hacia la Madre de Dios es querer aprovechar al máximo la
fuerza que nos envía el Espíritu Santo; es querer broncearnos con el sol de la
justicia que es Jesús; es permanecer con los pies en el suelo pero pendientes
del aliento que María nos envía desde su altar.
El “girasol” es alimento de base en la vida
de muchas culturas y también complemento en la dieta de otros tantos países
desarrollados. Que
la FE sea esa materia prima con la cual alimentemos y construyamos ese mundo
tan necesitado de una hondura espiritual y humana.
“Así como
la aurora es el fin de la noche, así el nacimiento de María es el fin de
nuestros dolores y el comienzo de nuestro consuelo” (R.Deutz)
No hay comentarios:
Publicar un comentario