14 de mayo
“El
secreto de la felicidad no consiste en hacer siempre lo que se quiere, sino en
apreciar siempre lo que se hace” (L.N.Tolstoi).
María desde el principio, aún sin entender ni
comprender aquel Misterio que se le asomaba, quiso entregarse a él sin
condiciones.
La flor “adelfa”
simboliza la decisión y el coraje.
No hay nada que nos pida Dios que nos sea
imposible realizar. Cuando uno se pone en sus manos sabe, de antemano, que todo
lo que venga del cielo esta llamado a su plena realización.
“¡Hágase en mi según tu Palabra!” Con María
tenemos un seguro por el cual Ella nos empuja y nos dinamiza en nuestra vida
espiritual y material.
Con María aprendemos a querer y a disfrutar con las indicaciones de
Dios que no pretenden otra cosa sino el que llevemos una vida digna y sin
sobresaltos, feliz y sin estridencias.
Ojalá, pidámoslo a la Virgen, nuestra
confianza en Jesús sea tan perenne como la hoja de la adelfa que nunca muere.
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