5 de mayo
Cortar en esta jornada primaveral una rosa
para Santa María es querer para la Virgen, que es la Reina y Madre, aquella
flor que es considerada como la reina de las flores.
No hay rosa sin espina…ni vida sin
dificultades. Llevar entre las manos una rosa ante la figura de Santa María es
ser conscientes de que no hay contradicción ni escollo alguno que no se puedan
resolver con un poco de esfuerzo por nuestra parte y con un poco más de
confianza en Dios.
La rosa tiene como virtud que crece, se
desarrolla y florece en las situaciones ambientales más adversas con la única condición de que luzca un poco el
sol.
Pidamos a Santa María que, como cristianos, vayamos creciendo como
amigos de Jesús en este momento histórico traspasado y convulsionado por tantos
contrastes ideológicos, sociales, políticos y religiosos que nos preocupan.
“Tienes derecho a llorar, pero,
aún entre lágrimas, no tienes derecho a renunciar a la alegría” (M.Quoist)
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