3 de mayo
El Jacinto simboliza el corazón feliz y rebosante. Encontrarnos con
María es querer que Ella toque un poco esa parte de nuestro ser que se debate
entre el bien y el mal, la pobreza y la riqueza, la salud y la enfermedad, la
paz y la violencia.
Enseñar a María, la flor del Jacinto, es permitir un hueco en el
interior de nuestros corazones para que Ella lo llene con la presencia de
Cristo Resucitado.
Por cierto; ¿sabías que los Jacintos necesitan pasar por un tiempo
frío para florecer? Ojala que la situación gélida en el campo de la fe que está
viviendo la Iglesia en algunos continentes y, especialmente en algunos países,
sea un presagio de un nuevo florecimiento de auténticos testigos del Señor.
“La alegría es el buen tiempo que
hace en el corazón” (T.Kar)
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