28 de mayo
Si algo valoramos en
los tiempos que vivimos (por ser un bien escaso) es la FIDELIDAD; cuando
alguien cumple lo que promete; cuando una pareja (a pesar de las dificultades)
sigue adelante; cuando una persona lucha por sus ideales y sus principios….pensamos
que la fidelidad todavía existe.
Entrar en la presencia de María y dejar que
suba por la pared de su santuario una “hiedra”
es ser conscientes de que nos falta mucho para ser coherentes entre lo que
decimos y aquello que hacemos.
Ella, María, fue fiel hasta el final. Supo
agarrarse en cuerpo y alma a la fe como la misma
hiedra se ajusta a un muro para no desprenderse, caer al suelo y morir.
Hoy, no puede ser de otra manera, recordamos a tantos hombres y
mujeres que iniciaron con buena voluntad el camino de la vida cristiana pero, los vientos de la comodidad, apatía,
incredulidad o secularismo…los alejó por otros derroteros. Que Pentecostés nos
traiga el SANTO TEMOR DE DIOS que es el susto de perderle.
Mirar a María, en esta jornada del mes de
mayo, es hacerle sabedora de que la fidelidad sólo se consigue cuando uno la
trabaja y la solicita a Dios como don del Espíritu Santo.
“Si Dios está en todo lugar..¿por qué yo estoy en otro sitio?”(M.D.)
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